Mientras los ojos de gran parte del mundo están en el trabajo que realizan actualmente los astronautas estadounidenses en la Estación Espacial Internacional (EEI), Fabien Cousteau, nieto del conocido explorador oceánico francés Jacques Cousteau, quiere construir una infraestructura equivalente pero en el fondo del mar.
Así lo dio a conocer CNN, en una nota que fue replicada por Futurism.
El heredero de la dinastía oceánica contactó al diseñador industrial suizo Yves Béhar, para esbozar los trazos de su proyecto: un laboratorio de 4 mil pies (1,219 metros) cuadrados denominado Proteus.
Este podría cobijar hasta 12 investigadores de todo el mundo y brindarles un acceso fácil al fondo del océano. Fabien Cousteau desea construirlo en tres años.
El diseño de Proteus destaca por sus elementos futuristas donde sobresalen objetos con forma de burbujas que se extienden desde dos estructuras circulares apiladas una encima de la otra.
Cada una de estas cápsulas serán ocupadas para diferentes actividades, que van desde salas para atención médica, hasta laboratorios y cuartos para el personal.
“Queríamos que fuera nuevo, diferente, inspirador y futurista. Así que miramos todo, desde ciencia ficción hasta viviendas modulares y pequeños hoteles japoneses”, reconoció Yves Béhar a CNN.
Además, el equipo que trabaja en Proteus promete que la instalación albergará el primer invernadero submarino del mundo, destinado a cultivar alimentos para quienes trabajen en el lugar.
La energía que ocupe esta estación submarina internacional provendrá de fuentes eólicas, térmicas y solares.
De acuerdo con Fabien Cousteau, “la exploración oceánica es mil veces más importante que la exploración espacial, tanto para nuestra supervivencia como para nuestro avance hacia el futuro. Es nuestro sistema de soporte vital”.
Fabien Cousteau tasó la inversión de Proteus en $135 millones de dólares, un monto que incluye el diseño, la construcción de la estación y su operación durante tres años.
Los patrocinadores obtenidos hasta ahora no han sido revelados, solo se sabe que los socios son la Universidad Northeastern, la Universidad Rutgers University y la organización sin fines de lucro Caribbean Research and Management of Biodiversity.