Teniendo a la vista casi 7,000 estudios, un equipo internacional de investigadores elaboró una lista con los 10 hábitos más amigables con el medio ambiente. Su adopción le permitiría a cualquier persona reducir en hasta nueve toneladas su huella de carbono cada año.
Los científicos midieron el potencial de reducción de emisiones a través de cambios en el consumo de alimentos, transporte y vivienda, según explicó el Centro de Investigación de Soluciones de Demanda Energética (CREDS) de la Universidad de Leeds, Inglaterra, que participó del trabajo.
“Las opciones de transporte tienen el mayor potencial de cambio, especialmente si las personas viven sin automóviles, cambian a un vehículo eléctrico con batería o toman menos vuelos de larga distancia”, explicó la institución.
Liberándose del automóvil a gasolina, una persona dejaría de emitir 2.04 toneladas de gases de efecto invernadero cada año. Adoptando uno eléctrico, la economía sería de 1.95, mientras que evitando un vuelo de larga distancia se ahorrarían 1.68 toneladas. Usar el transporte público aportaría con 0.98.
Según un comunicado de prensa, “tanto los viajes en automóvil como los aéreos tienden a aumentar considerablemente con el aumento de los ingresos, por lo que estos cambios de mitigación son particularmente importantes en un contexto de altos ingresos”.
En paralelo, la adopción de energía eléctrica generada por fuentes renovables implicaría un ahorro de 1.6 toneladas. En esa misma línea, se mencionó el uso del aire acondicionado (0.795) y los dispositivos para calefacción doméstica (0.64).
El CREDS explicó que adoptar una dieta vegana tiene el mayor impacto desde una perspectiva alimentaria, con 0.8 toneladas. Otras consideraciones, como la forma de preparar, almacenar, producir y obtener los alimentos también son importantes, con 0.65 toneladas de ahorro en la emisión de gases de efecto invernadero.
Además, recordó que la reducción del consumo de productos de origen animal puede implicar “varias mejoras en la salud, lo cual es un importante beneficio adicional en el contexto de la crisis del coronavirus”.
“Invertir en la generación de electricidad renovable ahorra la mayor cantidad de emisiones desde el punto de vista de la vivienda”, sentenció. Mejorar el aislamiento y la eficiencia energética del hogar también es un aporte, con 0.895 toneladas.
Según destacó Diana Ivanova, la experta de la Universidad de Leeds que dirigió el estudio, las sugerencias principales están disponibles ahora, sin la necesidad de desarrollar nuevas y costosas tecnologías.
“Centrarse en la reducción de la demanda energética presenta claramente el desafío de mitigación más sencillo y entrega enormes impactos de mitigación”, destacó.
Para la investigadora, la cuarentena motivada por la pandemia de coronavirus “ha demostrado al mundo que opciones como vivir sin automóviles son posibles y tienen un gran impacto en el medio ambiente. Este período de bajas emisiones de carbono debería motivar a los gobiernos a luchar por políticas ambientales que permitan nuevas formas de consumo”.
Para Ivanova, “el consumo excesivo está vinculado al desastre ambiental y este estudio muestra las opciones en las que deberíamos centrarnos para hacer frente a la emergencia climática”.
“Para lograr impactos sustanciales, deben eliminarse las barreras sistémicas, para permitir que las personas logren un consumo bajo en carbono. Para una implementación plena, la responsabilidad comienza por las autoridades gubernamentales”, finalizó.