El arquetipo del tecnólogo cool, tan de moda estos días con la ascensión al poder político de personas como Mark Zuckerberg o Elon Musk, tiene su origen en Bill Gates, el estadounidense que dejó Harvard a los 20 años —tenía tres semestres cursados— para fundar junto a su amigo Paul Allen una compañía que a la postre valdría billones de dólares y sin la que sería imposible explicar la segunda mitad del siglo XX.
Pero Source Code: My Beginnings no es la historia de Microsoft, sino la de ese niño que se convirtió en hombre, ese estudiante de nivel básico que buscaba obtener la mejor calificación con el menor esfuerzo posible, ese al que sus maestros un día pensaban en subirlo de grado y a los pocos mantenerlo en el mismo. “Es fascinante ir al pasado y ver los comentarios de mis maestros o de personas con las que trabajé en Harvard”, dice Gates en una entrevista con la AP. “Me había confundido pensando que había obtenido una A en noveno grado”, recuerda.
Código fuente: Mis inicios, como probablemente será traducida al español, es una autobiografía en la que Bill Gates narra y reflexiona —reconoce que no es común sentirse reflexivo— episodios de su infancia. Algunos dolorosos, como la muerte de uno de sus mejores amigos, Kent Evans, y otros que quizá ayudan a entender su urgencia por combatir el cambio climático, como la destrucción de su casa en Seattle en 1962 a causa de un tornado, un fenómeno inusual en la zona.
Source Code: My Beginnings está a la venta a partir de hoy en distintas librerías. Aquí destacamos algunas de las revelaciones destacadas por el mismo Gates.
Un tornado pudo matarlo en 1962
Durante los años 60 Bill Gates vivió junto a su familia en Seattle, en un barrio que recuerda como “lindo”. Un tornado impactó la zona en 1962, un fenómeno absolutamente inusual y que terminó por desprender el techo de la cochera de su casa, que acabó cayendo en su patio. La casa de William Gates, su padre, apareció en la prensa que reportó el desastre.
Llevó el pulmón de una vaca a una clase
Cuando iba en cuarto grado su maestro les pidió llevar a clase algo “interesante”. Por sugerencia de su padre, dice Gates, fueron a una carnicería a comprar el pulmón de una vaca. Lo pusieron en una sábana blanca y lo llevaron a clase, donde “interesante” fue el adjetivo más conservador. Una compañera suya se desmayó, recuerda Gates.
El puesto de revistas sin el que quizá sería imposible pensar en Microsoft
La historia es conocida. Paul Allen contó a Bill Gates sobre lo asombrosa que era la Altair 8800, una computadora imposible de pensarse en la actualidad como un ordenador. “Me dijo que los microprocesadores eran una realidad, así que pensé, ¡Dios mío!, va a ocurrir sin nosotros, así que decidí dejar Harvard y empezar Microsoft”, recuerda Gates. Bueno, el asombro por la Altair 8800 empezó con un ejemplar de la revista Popular Electronics comprado en Out of Town, un kiosko emblemático en Harvard y que hoy es historia.
Desarrolló un juego de béisbol que le valió una A
Cuando Gates aún era estudiante de Harvard gustaba de pasar largos ratos en el laboratorio de computación. Entonces era raro tener acceso a una computadora, así que el laboratorio era un sitio idóneo. Usando una PDP-10 desarrolló un juego de béisbol que nunca terminó, pues tenía que programar todas y cada una de las posiciones posibles. Su esfuerzo le valió una A.