Si Los Simpson es uno de los principales predictores de eventos en la contingencia mundial, Black Mirror debería ser su símil para la tecnología y la ciencia, ya que la serie de Netflix anticipó algo que se está convirtiendo en realidad: que la gente pueda hablar con sus seres querido fallecidos a través de un avatar de IA.
La empresa 2Wai ha lanzado una aplicación que permite crear “HoloAvatares” personas muertas, recreaciones digitales que imitan su rostro, su voz y hasta sus recuerdos mediante inteligencia artificial. El paralelismo con el universo de Black Mirror es inevitable, especialmente con el episodio “Be Right Back” (“Ahora mismo vuelvo”), que explora precisamente las consecuencias emocionales y éticas de esta tecnología.
La aplicación ha generado una ola masiva de reacciones en redes sociales, donde su vídeo promocional acumula más de cuatro millones de reproducciones. En él, una familia conversa durante años con la versión digital de su abuela fallecida, desde el embarazo de la hija hasta el momento en que el nieto anuncia que ella será bisabuela. La escena, tan emotiva como perturbadora, condensa las promesas y los peligros de una tecnología que está redefiniendo nuestra relación con la muerte y el duelo.
¿Cómo funciona la tecnología de recreación digital?
Los HoloAvatares de 2Wai funcionan mediante una combinación de captura facial avanzada y modelos de lenguaje de inteligencia artificial. El proceso requiere que los usuarios proporcionen videos, audios y fotografías de la persona que desean recrear, además de información sobre sus recuerdos y personalidad. A partir de este material, la aplicación genera un doble digital capaz de mantener conversaciones fluidas, con gestos faciales sintéticos y voz recreada artificialmente.
Esta tecnología se basa en lo que se conoce como deepfakes o ultrafalsos, una palabra que combina deep learning (aprendizaje profundo) y fake (falso). Los deepfakes utilizan redes neuronales artificiales, específicamente redes generativas adversariales (GAN), que analizan miles de imágenes, videos y grabaciones de audio de una persona para aprender sus patrones de habla, expresiones faciales y gestos corporales. El resultado es una réplica digital tan convincente que, según los defensores de la tecnología, puede engañar al cerebro haciéndole creer que está interactuando con la persona real.
La clonación de voz, un componente crucial de estos avatares, requiere relativamente poco material de origen. Mediante algoritmos de aprendizaje profundo, se puede generar una réplica sintética de la voz de alguien analizando muestras de audio. Cada segundo que una persona habla contiene entre 8,000 y 50,000 datos que el sistema puede usar para verificar y recrear la autenticidad de su voz. Esta tecnología, que originalmente se desarrolló para aplicaciones legítimas en entretenimiento y asistencia virtual, ahora se aplica al controvertido terreno de la “resurrección digital”.
El precedente de Black Mirror y otros casos reales
El episodio “Be Right Back” de Black Mirror, emitido en 2013, anticipó con inquietante precisión este escenario tecnológico. En él, Martha (interpretada por Hayley Atwell) pierde a su novio Ash (Domhnall Gleeson) en un accidente de tráfico. Devastada por el duelo y recién descubierto su embarazo, Martha recurre a un servicio que reconstruye digitalmente a Ash utilizando toda su huella digital: publicaciones en redes sociales, mensajes, fotos y videos.
El servicio evoluciona en tres fases: primero, conversaciones de texto; luego, llamadas telefónicas con la voz sintética de Ash; y finalmente, un androide físicamente idéntico a él. Aunque inicialmente Martha encuentra consuelo en esta tecnología, pronto descubre que el clon carece de los detalles imperfectos y el libre albedrío que hacían humano al verdadero Ash. El episodio termina con Martha manteniendo al androide encerrado en el ático, incapaz de eliminarlo pero también de aceptarlo plenamente como sustituto.