Después de dos años presentaron el nuevo y renovado Chromecast de Google, sí, ese pequeño “dongle” o adaptador que se conecta al puerto HDMI del televisor para compartir imágenes o videos desde nuestro teléfono inteligente a la pantalla grande del televisor.
En su segunda generación, el Chromecast se presenta con pequeñas mejoras en cuanto a diseño y funcionamiento, corrigiendo los inconvenientes de su edición anterior.
Mejor diseño:
Perdió la forma de una memoria USB gigante y que resultaba inconveniente en lugares estrechos, para convertirse en un disco circular de 2 pulgadas de diámetro con un cable flexible de 3 pulgadas de largo terminado en una clavija HDMI.
Funcionamiento:
Una de las mayores críticas de la primera versión era que no permitía video de calidad 1080p y la conexión Wi-Fi no resultaba estable. Con la nueva versión, ambos inconvenientes han sido solucionados y se ha mejorado la recepción y en consecuencia la calidad del “streaming” o flujo continuo de contenidos es superior.
Al mismo tiempo, se han introducido mejoras en el software con una nueva función llamada Fast Play y que permite a Chromecast detectar que has entrado a un servicio de “streaming” como Netflix para ver una serie o película, y automáticamente iniciará la conexión, incluso antes que se apriete el botón. De esta manera, se logra que haya el mínimo retraso posible para poder disfrutar del contenido sin demoras.
La aplicación ChromeCast, compatible para dispositivos Android e iOS, también ha sido mejorada, y ahora la búsqueda y detección de las aplicaciones que pueden ser disfrutadas en la pantalla del televisor resulta más sencilla.
Para los que gustan de los videojuegos, Google ha prometido que alrededor de las fiestas navideñas incorporará la función Game Casting y que permitirá llevar los juegos desde el teléfono al televisor.
Chromecast cuesta 35 dólares, viene en tres colores: Negro, Rojo y Amarillo, y para que funcione tiene que estar conectada a red eléctrica y a la Wi-Fi hogareña.