Nadie sabe cuál es la fórmula para que un hecho, foto o historia se haga viral en las redes sociales. La única característica en común es que estas historias son interpretadas o compartidas por personas que no son famosas.
Hace algunos meses todos nos rompimos la cabeza con la imagen del vestido que nadie sabía si era blanco con dorado o azul con negro. El turno ahora es para un pastel de cumpleaños. El pastel es un elemento esencial en cualquier tipo de fiesta y la decoración es lo que más importa a veces (incluso por encima del sabor). Así que todos esperamos que la caligrafía y las decoraciones sean lo más bonitas y pulcras posibles . Pero la historia de este pastel en particular llama la atención porque la caligrafía claramente no es la más bonita.
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Lisa Sarber Aldrich, una mujer que vive en rand Rapids, Michigan, compró un pastel de cumpleaños en un supermercado Meijer y muestra la importancia de una buena publicación en las redes sociales.
”Escogí un pastel en Meijer. Le pedí a la empleada de la tienda si podía escribir en el por mí. Ella dijo que sí y después de un largo tiempo, regresó con este pastel. La miré a los ojos y le dije “gracias” incluso antes de haber visto el pastel. Después de haberlo mirado reí de forma nerviosa y me dirigí a la caja registradora. La verdad no me importaba que se viera mal. Pensé que a la gente en la fiesta le parecería chistoso. A los cajeros no les pareció chistoso y llamaron a otros empleados y al manager para que miraran el pastel e incluso tomaron fotos. Para mi sorpresa, y después de que ellos estuvieron comentando la situación, un cajero posó su mano sobre mi hombro y me dijo: “La chica que escribió sobre el pastel tiene autismo. Gracias por sonreírle y agradecerle. A pesar de que no debe escribir sobre los pasteles, probablemente tu acción la hizo feliz”. ¡Supongo que la moral de la historia es que ser amable es importante!
Hasta el momento, la publicación original ha sido compartida más de 109,000 veces y algunos usuarios han comentado su emoción al ver la publicación de Aldrich. Al día siguiente, un buen samaritano comentó que “la maravillosa mujer que la ayudó con el pastel no se metió en problemas. [Meijer] le habría pedido que hiciera lo posible para satisfacer las necesidades de los clientes y ella lo hizo”.
Es una historia conmovedora perfecta para estas épocas de agradecimiento y bondad. Y como lo dice Aldrich, “…¡la moral de la historia es que ser amable es importante!” ¡Felices fiestas a todos!