Con 30,000 voluntarios inscritos, este lunes partió el hasta ahora ensayo más grande del mundo de un antídoto contra el virus causante de la pandemia de COVID-19.
Desarrollada por los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos y la farmacéutica Moderna, la vacuna fue administrada en ciudadanos de la ciudad de Savannah, Georgia.
“Los voluntarios no sabrán si están recibiendo una dosis real o una versión ficticia. Después de dos dosis, los científicos seguirán de cerca qué grupo experimenta más infecciones a medida que realizan sus rutinas diarias, especialmente en áreas donde el virus aún se está propagando sin control”, explicó Associated Press.
Si bien China y la Universidad de Oxford en Inglaterra lanzaron sus propios ensayos a comienzos de julio, Estados Unidos requiere sus propias pruebas.
Cada mes hasta el otoño boreal, la Red de Prevención COVID-19 realizará en el país norteamericano un nuevo estudio, cada uno con 30,000 voluntarios nuevos.
“Los estudios masivos no son solo para evaluar si las vacunas funcionan, sino que son necesarias para verificar la seguridad de cada una de ellas. Seguir las mismas reglas de estudio permitirá a los científicos comparar todas las vacunas”, señaló la misma fuente.
La agencia AP detalló que en agosto será el turno del medicamento creado en Oxford, en tanto que el antídoto elaborado por Johnson & Johnson será probado en septiembre. Para octubre se espera el test de la fórmula de Novavax, mientras que Pfizer prepara su propio experimento para fines de 2020.
Uno de los coordinadores del reclutamiento, el virólogo del Instituto de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson (Seattle) Larry Corey informó que más de 150,000 estadounidenses se han inscrito para participar.
«Estos ensayos deben ser multigeneracionales y multiétnicos, deben reflejar la diversidad de la población de Estados Unidos», dijo el experto, recalcando la necesidad de que se involucren latinos y afrodescendientes.
De acuerdo con los protocolos, la vacuna de los NIH y Moderna ya fue sometida a una prueba en una reducida muestra de 45 personas, que mostraron un fortalecimiento del sistema inmunológico, aunque con efectos secundarios leves, como fiebre, escalofríos y dolor en el lugar de la inyección.
Sin especificar cuántos, AP informó que los resultados finales sobre la efectividad del medicamento podrían tomar “meses” en conocerse.