“El mejor Halo que ha hecho 343 Industries, sin lugar a dudas”
- El combate es el clásico del Halo de siempre
- Los nuevos gadgets del Jefe Maestro
- El mundo abierto, bajo las reglas de Halo
- No le hubiera venido mal una mayor variedad de entornos
Halo Infinite es un juego imperfecto. Y es apropiado iniciar este texto con aspectos criticables o que en otros Halo estaban mejor resueltos. Uno de ellos tiene que ver con los entornos y escenarios, que no tienen tanta variedad como en títulos anteriores. Interiores y exteriores son homogéneos y no hay prácticamente diferencia en los biomas. Además, el mundo abierto son solo bosques, áreas verdes y ríos mezclados con estructuras humanas y alienígenas adornadas por vistas del cielo que ya son clásicas en la saga.
En tanto, los niveles interiores son también muy similares entre sí. Todo gira alrededor de estructuras en clave brutalista con ese toque místico y cuasi religioso de todas las razas extraterrestres que han sido la tónica de Halo desde Combat Evolved.
Un mundo abierto al estilo Halo
Fuera de lo anterior, –y si dejamos de lado el diseño de un par de misiones que parecen, antes que nada, una salida rápida para agregar una hora extra al juego–, Halo Infinite es un juego brillante. Es una reinvención de la serie, pero no cambia todo por completo. Evoluciona su estructura básica, pero lo hace en función de expandir esa idea de 30 segundos de diversión, que son marca registrada de la saga con un sentido de modernización.
Es necesario recalcar que Halo Infinite no es un juego de mundo abierto en clave Ubisoft. Ni el mapa es tan grande ni las actividades son infinitas, a diferencia de lo que podría sugerir el nombre. Hay que limpiar bases, pero el objetivo es asentar el alcance de la UNSC para tener puntos de viaje rápido o recargas de arsenal. Pero este tipo de ejercicios y acciones existen en una cantidad suficiente, y lo más importante de todo es que nunca se interponen en lo realmente importante de Halo Infinite, que tiene que ver con la campaña en general.
Las misiones de Halo Infinite son básicamente ir de A a B mientras se limpian escenarios en pequeños combates que son siempre dinámicos. Una de las principales diferencias de Halo respecto a Call of Duty u otras sagas de corte militar es la variedad de situaciones, que se consigue mezclando diversos tipos de enemigos, armas y mecánicas. El confiable rifle y la vieja pistola del Jefe Maestro son solo el punto de partida; hacia el final del juego, lo normal es andar solo con armas de los enemigos, que hacen que cada combate sea dinámico y rápido. Halo nunca ha sido una saga de esconderse detrás de coberturas, e Infinite no es la excepción.
Nuevos gadgets, mismo protagonista
Lo que le agrega un importante extra a este juego son los gadgets de John-117, el protagonista de siempre. El principal es el gancho, que sirve para encaramarse a paredes, moverse más rápido o hasta como una evasiva en caso de emergencia. Aquí es posible, por ejemplo, engancharse a un pilar en la pared, hacer que el protagonista salga disparado girando en el aire y caer a la espalda de los enemigos con escudo, que actúan casi como minijefes.
Tal movimiento era imposible en un Halo antiguo, en los que para derrotar a estos odiosos tipos simplemente había que disparar y disparar hasta que el escudo se rompiera. Ahora, estos enfrentamientos cobran una nueva dimensión y romper a estos enemigos con un escopetazo en la espalda mediante un movimiento de habilidad bien logrado es un highlight de estas batallas.
En cuanto a combates, a 343 Industries hay que darle todo el crédito respecto a lo que hicieron con los jefes. Estos son enemigos especiales, con una barra de escudo y de salud mucho más grande, que además tienen rutinas de ataque especiales y que dan pie a combates diferentes y ágiles. A veces en medio de los combates hay que romper algún elemento en el escenario; otras, hay que usar el gancho para agarrar un explosivo y lanzarlo en la cabeza del enemigo.
Mi favorito es el de los jefes invisibles, en los que es necesario usar otro gadget nuevo para hacer aparecer la silueta del enemigo y así saber dónde disparar. Y un detalle importante: los gadgets del Jefe Maestro se potencian mediante un simple y funcional árbol de habilidades, que tiene el balance perfecto entre agregar elementos extra sin destruir el personaje por completo.
En general, Halo Infinite no solo potencia la fórmula original sino que agrega elementos nuevos, pero con el mérito de nunca desarmar la identidad de Halo. Una de las mayores críticas a Halo 5: Guardians fue que el feeling de la saga había quedado algo de lado, lo que para la fanaticada de la vieja escuela fue un pecado capital. Halo Infinite, en cambio, es un juego que se moderniza con diversos elementos, pero la sensación de jugar un Halo tradicional se mantiene intacta.
Y como una capa sobre lo anterior transcurre la historia del juego. Los interesados en la narrativa de Halo deben estar preparados para una expansión de la relación que se venía dando entre Cortana y el Jefe Maestro en los títulos anteriores, pero aquí con algunas vueltas de tuerca que resultan interesantes. Asimismo, los antagonistas del relato no desentonan en cuanto a cómo expresan sus motivaciones y qué tan coherentes resultan estas en el marco del anillo Zeta Halo.
El mejor Halo de 343 Industries
Halo Infinite es, en la suma de sus partes, un excelente juego. La campaña está muy bien guiada y eso es un gran logro cuando se trata de títulos de mundo abierto. El mapa no es tan grande como para que recorrerlo sea tedioso y además, pase lo que pase, siempre es posible encontrar grupos de enemigos que hacen que, de un momento a otro, la esencia de Halo aparezca de la nada. Y esto último es un notable agregado, porque hasta ahora estos enfrentamientos estaban limitados solo a misiones específicas. Esto puede existir sin necesariamente hacer algo. Solo basta con estar en el lugar correcto y ya.
Tal como mencioné al comienzo del artículo, Halo Infinite no es un juego perfecto, pero es lo mejor que ha hecho 343 Industries con la franquicia. Después de tres juegos y un controversial retraso de más de un año, hubo un justificado temor de que Halo Infinite iría directo al despeñadero. No obstante, de alguna manera el estudio logró salvar la situación y no con el mínimo, sino que con creces. Halo Infinite es el juego que Halo necesitaba para recuperar parte del espíritu que desapareció con la salida de Bungie.
Quizá más importante todavía: Halo Infinite es un impecable recordatorio de por qué Halo ha sido una franquicia distinta al resto de juegos de disparos.