“Estamos ante un teléfono prémium con un precio bastante bueno (999 euros), en el que Sony ha hecho un excelente trabajo en muchos aspectos”
- Diseño ligero y compacto
- Telefoto muy versátil
- Buena autonomía
- Rendimiento impecable
- Botón de cámara físico
- Se calienta demasiado
- No tiene modo noche dedicado
- No tiene carga inalámbrica
En abril, Sony presentó su nueva hornada de teléfonos para 2021. En un atípico evento en línea fuera del MWC (como acostumbra a hacer), la empresa japonesa anunciaba los Sony Xperia 1 III, Xperia 5 III y Xperia 10 III.
En esta ocasión tuvimos la oportunidad de probar el Sony Xperia 5 III, el modelo intermedio de los tres presentados. Este teléfono tiene como aspecto más reseñable su diseño, así como la batería, pero también deja bastante alto el listón en términos fotográficos.
Diseño compacto pero familiar
Si por algo es conocida Sony en cuanto a teléfonos se refiere es por la continuidad en el diseño. La empresa no suele realizar cambios significativos en este aspecto y eso es lo que sucede con el Sony Xperia 5 III. El teléfono es prácticamente idéntico a su predecesor, el Sony Xperia 5 II, con formato 21:9 que le da su característico aspecto alargado y unos biseles bastante marcados en la parte superior e inferior de la pantalla.
El teléfono es muy ligero y compacto (157 x 68 x 8.2 mm y solo 168 gramos), con bordes redondeados y suaves. Esto hace que la sensación en mano sea cómoda sin perder ese toque de robustez. El teléfono cuenta con protección IP68 y su trasera es de cristal y está protegida con Corning Gorilla Glass 6. Como suele suceder con los teléfonos de cristal es bastante resbaladizo y se ensucia con facilidad.
El teléfono tiene en el lateral derecho el botón de inicio que hace las veces de sensor de huellas digitales. En lo personal me resulta una ubicación muy poco práctica, pero el sensor responde de manera rápida y precisa. El Xperia 5 III mantiene el conector de auriculares clásico y lo ubica en la parte superior junto con dos altavoces estéreo.
El teléfono tiene un botón dedicado al asistente de Google, algo que tampoco encuentro especialmente práctico. Por contra, el botón dedicado a la cámara (para el disparo) me parece un añadido excelente y muy útil en teléfonos tan orientados a la fotografía como los de la marca nipona.
En el lateral izquierdo el teléfono cuenta con una bandeja para dos tarjetas nano SIM con soporte para redes 5G, que se extrae sin tener que introducir ningún objeto punzante como suele ser habitual. Es un añadido simple pero muy útil, pues no siempre tenemos a mano un pincho para extraer la bandeja.
La pantalla del dispositivo es una OLED de 6.1 pulgadas, formato CinemaWide ultrapanorámico con resolución Full HD+. Esta pantalla tiene una tasa máxima de actualización de 120 Hz y en general la experiencia de uso es buena y fluida, sumada a una buena reproducción de color y brillo suficiente aunque en ocasiones algo escaso (sobre todo en exteriores con luz directa).
Como sucedía con modelos anteriores, este formato es muy útil para ver películas o jugar, pero la mayoría de las aplicaciones de streaming o incluso YouTube no cuentan con este formato alargado, por lo que en ocasiones aparecerán unas barras en los laterales, algo que no gustará a todos.
Mucha potencia y mucho calor
Este teléfono monta un procesador Snapdragon 888 5G con 8 GB de RAM y 128 GB de almacenamiento, con tecnología UFS 3.1 ampliables con tarjeta micro SD de hasta 1 TB. Con esos datos sobre el papel sabemos que tenemos ante nosotros a todo un gama alta y que es improbable que nos reporte problemas en el rendimiento. Y así fue: el dispositivo cumplió con creces en todas las tareas a las que lo sometimos, incluida la multitarea o mover juegos pesados.
Sin embargo, a pesar de su rendimiento sobresaliente, un teléfono tan delgado con una potencia tan alta tiene un precio a pagar si no se toman las medidas correctas. Y es que con un uso intensivo (al jugar mucho tiempo, usar el GPS o con mucho uso de la cámara) este se calienta demasiado, tanto que incluso se ha llegado a quedar bloqueado hasta que ha conseguido regular la temperatura. Hay que destacar que esto pasó con uso intensivo; con un uso normal no sucede.
Respecto a la autonomía, decir que con este dispositivo Sony ha mejorado uno de los principales problemas que encontrábamos en sus teléfonos: la poca capacidad de sus baterías. En este modelo tenemos una pila de 4,500 mAh con tecnología Stamina, que permite alargar la duración de la batería con una gestión mucho más eficiente.
El teléfono tiene sistema de carga rápida de 30 W que en solo 30 minutos alcanza 50 por ciento de la carga; en 1 hora y 20 minutos se carga por completo. No ofrece carga inalámbrica ni inversa.
Cámaras con interfaz de las Sony Alpha
El Xperia 5 III tiene una configuración de cámaras formada por un sensor principal de 12 MP y lente de apertura f/1.7, un sensor gran angular de 12 MP y un sensor telefoto con apertura variable de entre 70 y 105 mm. Lo más reseñable en este aspecto es que Sony acerca en este dispositivo la experiencia de sus cámaras Alpha con una interfaz similar a la de estas, así como con el botón físico que mencionábamos antes, aunque en ocasiones es un poco lento al disparar.
Con buena luz y modo automático, la cámara del Sony Xperia 5 III da buenos resultados en general, con un buen nivel de detalle, un balance de blancos correctos y una reproducción del color excelente. El rango dinámico es un poco pobre; incluso al disparar con HDR tiende a quemar las luces más altas.
Lo mejor de esta cámara es su teleobjetivo de 70 a 105 mm, que además se apoya en el estabilizador óptico y la calidad del enfoque parar dar resultados muy nítidos e incluso cierto nivel de desenfoque sin procesado.
De noche los resultados no son tan buenos y en general la nitidez se disipa y el grano no tarda en aparecer. La cámara no tiene un modo noche dedicado, aunque el sistema de IA es capaz de reconocer cuándo hay ausencia de luz para disparar con una mayor apertura, pero como decimos: los resultados son algo pobres.
Conclusión
Este teléfono puede ser recomendado por muchos motivos. Su diseño es distinto al resto, además de ser ligero y compacto, aunque eso también implique que se caliente con más facilidad. Por otro lado. su autonomía y rendimiento son de lo mejor del mercado actual.
La cámara es bastante buena, pero sigo sintiendo (como me ha pasado con modelos anteriores de la marca) que le falta algo, en especial porque Sony es uno de los mejores fabricantes de cámaras del mercado, pero no consigue tener los mejores sensores fotográficos en un teléfono.
Aún con esto (que es más una opinión) estamos ante un teléfono prémium con un precio bastante bueno (999 euros), en el que Sony ha hecho un excelente trabajo en muchos aspectos.