Pese a lo trivial que es hoy día el uso de la tecnología, no todo mundo tiene el conocimiento suficiente para saber qué se puede hacer y qué no. Y así lo comprobaron los asistentes a un juicio en Wisconsin, Estados Unidos, cuando un juez prohibió hacer zoom a video en una iPad a riesgo de adulterar una posible prueba de un crimen.
La extraña situación ocurrió el 9 de noviembre, cuando el abogado defensor de Kyle Rittenhouse, acusado de disparar y matar a dos personas en la ciudad de Kenosha, Wisconsin, aseguró frente al juez Bruce Schroeder que el video capturado por un dron —y que resulta incriminador para su cliente— debía reproducirse sin ningún tipo de acercamiento electrónico.
Los argumentos para ello fueron tan simples como ridículos. “Las iPad de Apple tienen una inteligencia artificial que les permite ver cosas en tres dimensiones y logaritmos”, aseguró el abogado, “y así se puede ver lo que el aparato interpreta”. Según el defensor, la iPad es capaz de “crear lo que el sistema cree que está ahí, pero no necesariamente lo que es real”.
El juez Schroeder accedió a la petición de la defensa y por lo tanto no se pudo hacer ningún acercamiento al video.
Por fortuna, el argumento fue refutado por expertos en la siguiente audiencia. “Con todo respeto, su señoría, lo que la defensa está tratando de hacer es aprovechar su falta de conocimiento sobre tecnología”, le explicaron al juez, además de enfatizar que el acercamiento de video es un estándar de la industria y que los dichos de la defensa que sugieren que el acercamiento es algo así como “magia vudú” son absurdos.
Resuelta la situación, el juez admitió las pruebas, aunque recalcó que será el jurado el que decida qué tanto peso se le dará a las imágenes de la discordia.