Uber, la plataforma digital que conecta pasajeros con conductores de vehículos registrados en su servicio para ofrecer transporte de alquiler, acaba de dar un importante paso en la Ciudad de México al regular el servicio tras las protestas de agrupaciones de taxistas para que el gobierno frene la actividad de conductores “piratas”.
De esta manera, la ciudad mexicana se convierte en la primera ciudad de Latinoamérica en limitar la cantidad de vehículos de Uber que pueden circular por sus calles, exigiendo además que los conductores deberán obtener un permiso anual que costará 1.599 pesos mexicanos (101 dólares), cada viaje deberá incluir un impuesto del 1.5 por ciento del costo y que los vehículos utilizados tengan un valor mínimo de 200,000 pesos mexicanos (unos 12.651 dólares). Así lo anunció Miguel Ángel Mancera, el alcalde de la ciudad.
«Queremos agradecer al jefe de Gobierno, al secretario de Movilidad, Rufino H León, y a los funcionarios que participaron del proceso, por promover la innovación, el desarrollo económico y la libertad de elección de los consumidores», aseguró Uber México a través de un comunicado.
La compañía agregó que esta nueva regulación es el resultado de un proceso abierto y deliberativo, donde los ciudadanos hablaron y el Gobierno estuvo dispuesto a escuchar.
«Queremos agradecerte a ti, usuario ciudadano mexicano, que con cada tweet, cada firma y cada muestra de apoyo, hiciste posible que hoy contemos con una regulación moderna, que garantiza un hogar permanente para Uber en la Ciudad de México», afirmó la compañía.
Mientras tanto, los choferes de taxis locales rechazan las medidas por ser “muy flojas” y planean protestar e incluso llegar a un paro total, según lo afirmó Rubén Alcántara, el dirigente gremial del sindicato de taxistas que aglutina alrededor de 140 mil taxis “legales”.
Uber inició actividades en México en el 2013 y se estima que transporta alrededor de 500 mil pasajeros al año.