El Gobierno de China estableció como obligatorias las pruebas PCR anales para detectar casos de COVID-19 en ciudadanos extranjeros que visiten el país.
La medida, que consiste en introducir un hisopo por el ano, ya generó la protesta del Gobierno de Japón, que calificó este tipo de pruebas como un trato “humillante” a sus ciudadanos.
China, por el contrario, sostiene que las pruebas PCR anales son mucho más precisas que las que se realizan al introducir un hisopo por la garganta o la nariz.
Estas pruebas comenzaron a realizarse en China a principios de este año a viajeros locales, según informaron medios estatales de ese país.
China sostiene que estas pruebas son más eficaces para rastrear casos de COVID-19 a raíz de un estudio publicado en septiembre de 2020 por la Universidad de Hong Kong, que señala que los pacientes con COVID-19 pueden desarrollar una infección viral intestinal incluso después de que el virus fue eliminado del aparato respiratorio.
“La prueba de heces es precisa y segura, lo que la hace adecuada y más eficaz para la detección de COVID-19 en grupos específicos de personas”, afirmó Francis Chan, decano de Medicina de la Universidad de Hong Kong.
No obstante, algunos especialistas consideran que la prueba, que ha sido calificada como invasiva, podría sustituirse con una muestra de heces.
El diario The Times apunta que los gobiernos de Corea del Sur y Japón negocian con las autoridades sanitarias de China permitir que sus ciudadanos aporten estas muestras en vez de someterse a pruebas PCR anales.