Es una historia que parece sacada de una película de Hollywood, pero es una realidad del siglo 21: una serie de datos sobre una red de corrupción se filtraron, tomaron el nombre “Panama Papers” y es ahora uno de los escándalos más grandes de la historia reciente.
El Presidente de Rusia, Vladimir Putin y su círculo más cercano estarían implicados, así como otras decenas de líderes y estrellas mundiales, quienes se habrían beneficiado de unos servicios operados desde Panamá.
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La información tomó un año en ser analizada por docenas de periodistas internacionales que hacen parte del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), e implica a 72 líderes de estado con compañías de portafolio (empresas que sólo existen en papel) que habrían ayudado a los ricos y famosos del mundo a beneficiarse con cuentas en el exterior y evitar pagar impuestos.
Los nombres incluyen al ex Presidente egipcio Hosni Mubarak, el Presidente Libio Muammar Gaddafi, el Presidente de Siria Bashar Al Assad y el Primer Ministro del Reino Unido David Cameron y su fallecido padre, Ian Cameron.
Con respecto a América Latina, la investigación implica al actual Presidente de Argentina Mauricio Macri, y a personas relacionadas con Cristina Fernández de Kirchner, ex Presidente de Argentina y a un contratista del actual Presidente de México, Enrique Peña Nieto.
Además de esas cabezas de Estado, en la información estaría implicado Lionel Messi, estrella del fútbol argentino. Según los Panama Papers, Messi y su padre tendrían una empresa en ese país, llamada Mega Star Enterprises Inc., la cual haría parte del esquema facilitado
Esta es una de las filtraciones de datos más grandes en la historia, y muestra una inaudita e inmensa operación concebida para el lavado de dinero. Es incluso más grande de la publicada por Edward Snowden hace unos años. Por supuesto, este personaje aprovechó esta coyuntura y tuiteó que “la fuga de datos más grande en la historia del periodismo acaba de salir al aire, y es sobre corrupción”.
Pero si no fuera por los grandes nombres que están implicados, no tomaría tanto vuelo. Hay que señalar que muchos de esos líderes de Estado ya habían sido acusados previamente de robar en sus países.
La historia fue publicada junto con una caricatura de unas personas sentadas alrededor de una mesa. En el centro aparece Vladimir Putin, y a pesar de que el líder ruso nunca es mencionado, toda la información disponible sugiere que es él uno de los hilos conductores de esta historia, la cual envuelve a muchos otros personajes.
The Guardian afirma que los “amigos (de Putin) han ganado millones por sus negocios, y que nunca hubiesen tomado tanta fuerza si no hubiera sido por esta intervención. También afirman que “la familia de Putin se benefició de este dinero”.
La información contenida supera los 2.6 terabytes –una enorme cantidad de información- y fue dada al periódico alemán Sueddeutsche Zeitung por una fuente anónima, la cual “no quería ninguna compensación financiera ni ninguna otra cosa a cambio, aparte de una serie de medidas de seguridad”.
En el reporte original, los autores afirman que “la información provee datos de un mundo que sólo puede existir en las sombras. Muestra como una industria global, liderada por grandes bancos, firmas legales y empresas de gestión de activos, administra de forma secreta las fortunas de los ricos y famosos del mundo: desde políticos, oficiales de la FIFA, estafadores y mafiosos, hasta celebridades y atletas profesionales”.
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Putin y su equipo no han hecho ninguna declaración con respecto al contenido, aunque han rechazado de plano el reportaje, calificándolo de “ataque informativo”, el cual tendría como objetivo escandalizar al país justo antes de las elecciones. El reportaje fue denominado como un “trabajo de un hacker pagado”.
La politóloga estadounidense Karen Dawisha es más pausada a la hora de juzgar a Putin. “Él toma lo que quiere. Cuando eres Presidente de Rusia, no necesitas un contrato escrito. Tú eres la ley”.