Mientras que muchas casas de $3.6 millones exudan una extravagancia y un lujo a veces repetitivo e impersonal, una casa situada a poca distancia de San Diego tiene un estilo completamente original. Diseñada por el renombrado arquitecto orgánico Kendrick Bangs Kellogg, esta inusual morada se distingue de sus vecinos por su techo, diseñado para asemejarse a una flor de loto.
Originalmente construida en 1978, esta singular casa del área de La Jolla está construida en poco menos de un acre de tierra y cuenta con una espectacular vista al mar de 300 grados.
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Símbolo tradicional de la divinidad, la pureza y la belleza, la incorporación de la flor de loto se hizo a instancias de su propietario, el Dr. Samuel Yen, un endocrinólogo de renombre contrató al arquitecto para que diseñase su casa.
El Dr. Yen falleció en 2007, y ahora sus hermosos 3,379 pies cuadrados de casa han aparecido en mercado de bienes raíces de San Diego por la friolera de $3,688,000, lo que viene a significar que cada pie cuadrado de la casa vale $ 1,091. Y es que como cualquier fan del trabajo de Kellogg podría dar fe, no se está simplemente pagando por un lugar para vivir, sino más bien, por una obra de arte.
El exterior de la casa es precioso, sin duda, pero su interior merece incluso más alabanzas. Equipada con tres dormitorios, dos y medio baños, una biblioteca, un sauna y una acogedora sala de estar, gran parte de la casa está llena de magníficos paneles de abeto Douglas que hacen un contraste con los bloques de hormigón.
Cada planta de esta casa multinivel hace un uso óptimo del espacio disponible, y buena parte de cada nivel está abierto al resto de la casa. Además, los propietarios no tienen que estar fuera para disfrutar del diseño de la flor de loto, ya que su apertura se forma en una hermosa claraboya que ofrece una abundante luz natural.
Completan la lista de comodidades de la casa una chimenea de hormigón revestido, vistas panorámicas del océano, ya sea desde el interior de la casa o en sus cubiertas expansivas, y un camino de entrada con preciosos jardines y paisajes adyacentes. Aunque el precio es francamente elevado, el peculiar estilo arquitectónico de Kellogg hace de esta casa algo sin parangón y muy difícil de volver a encontrar.