Un grupo de científicos del MIT y de la Universidad de Calgary desarrolló un innovador sistema robótico modular capaz de adoptar diferentes formas. Según los investigadores, los ElectroVoxels no poseen motores ni piezas móviles, sino que cada robot utiliza electroimanes para desplazarse entre sí.
Cada lado del ElectroVoxel mide apenas unos 60 milímetros y, cuando se cambia la polaridad de un imán, los bordes se atraen o se repelen. Esto permite que los cubos cambien de orientación. En tanto, la electrónica del interior de cada cubo controla la dirección de la corriente del electroimán.
Un software permite que los investigadores controlen hasta mil ElectroVoxels. Así, los usuarios pueden indicar a los bloques que adopten diferentes formas y que sean capaces de pasar de un punto a otro.
Los científicos también probaron que los ElectroVoxels pueden funcionar en entornos de baja gravedad. Por lo mismo, creen que su invento podría ser utilizado para crear y alterar estructuras en el espacio.
De acuerdo con Martin Nisserm, autor principal de la investigación:
“Aunque los beneficios potenciales en el espacio son particularmente grandes, la paradoja es que la dinámica favorable que proporciona la microgravedad significa que algunos de esos problemas son también más fáciles de resolver: en el espacio, incluso las fuerzas más pequeñas pueden hacer que las cosas grandes se muevan”, explicó.
Los científicos creen que, de tener éxito en el espacio, esta tecnología también podría ser aprovechada en nuestro planeta. “Al aplicar esta tecnología para resolver problemas reales a corto plazo en el espacio, es de esperar que podamos incubar la tecnología para su uso futuro también en la Tierra”, agrega Nisserm.