Si eres aficionado a la ciencia ficción y te gusta Star Trek, entonces es posible que hayas oído hablar del planeta Vulcano, un mundo ficticio conocido por ser el hogar de la especie vulcana, incluyendo al icónico personaje Spock. Según la narrativa de Star Trek, Vulcano se encuentra a 16 años luz de la Tierra y es uno de los planetas fundadores de la Federación Unida de Planetas. Los vulcanos son una especie humanoide distinguida por sus orejas puntiagudas y su compromiso con la lógica y la supresión de emociones. Físicamente, son más fuertes que los humanos y están adaptados para vivir en condiciones desérticas con altas temperaturas, lo que refleja las características geográficas de su planeta natal. Además, tienen una esperanza de vida que supera los 200 años y poseen habilidades telepáticas.
Y en 2018 un grupo de astrónomos deslizó la opción cierta de que Vulcano fuera realidad, en la estrella 40 Eridani A. Incluso los científicos que hicieron la posible detección original del planeta HD 26965 b, casi inmediatamente comparado con el Vulcano ficticio, advirtieron que podrían resultar en desordenados nervios estelares disfrazados de planeta. Informaron sobre evidencia de una «súper Tierra» (más grande que la Tierra, más pequeña que Neptuno) en una órbita de 42 días alrededor de una estrella similar al Sol a unos 16 años luz de distancia.
Sin embargo, un equipo científico dirigido por la astrónoma Abigail Burrows del Dartmouth College afirma que este fenómeno está causado por los pulsos y vibraciones de la propia estrella, según el artículo que publican en The Astronomical Journal. Por tanto, Vulcano es pura ilusión.
Las mediciones de precisión utilizando un instrumento de la NASA-NSF (National Science Foundation), instalado hace unos años en la cima de Kitt Peak en Arizona.
Al igual que otros dispositivos de velocidad radial, este se fundamenta en el efecto Doppler, que son los cambios en el espectro de luz de una estrella que indican sus movimientos oscilatorios. En este caso particular, el análisis de la presunta señal planetaria en distintas longitudes de onda de luz, emitidas desde varios estratos de la capa externa de la estrella (la fotosfera), mostró discrepancias notables entre las mediciones de longitud de onda individuales (sus desplazamientos Doppler) y la señal global resultante de la combinación de todas ellas.
Esto implica que, muy probablemente, la señal planetaria sea en realidad el destello de algún fenómeno en la superficie estelar que se alinea con un ciclo de rotación de 42 días; quizás sea la agitación de capas más cálidas y más frías bajo la superficie estelar, conocida como convección, junto con características en la superficie de la estrella, tales como manchas y «plagas», que son áreas brillantes y activas. Ambas pueden modificar las señales de velocidad radial de una estrella.