Todo comenzó con el reconocimiento de un error, porque en 2018 la NASA había desestimado observaciones hechas por el telescopio Kepler, y había dejado en espera la calificación de un exoplaneta por un problema en la interpretación de los algoritmos.
Sin embargo, este miércoles 15 de abril la Agencia Nacional del Espacio confirmó el descubrimiento de un exoplaneta del tamaño de la Tierra que orbita en la zona habitable de su estrella, el área donde un planeta rocoso podría soportar agua líquida. Está a 300 años luz de nuestro planeta y solo 1.06 veces más grande que la Tierra. Se llama Kepler-1649c.
Otra similitud es que la cantidad de luz estelar que recibe de su estrella anfitriona es el 75% de la cantidad de luz que recibe la Tierra de nuestro Sol, lo que significa que la temperatura del exoplaneta también puede ser similar a la de nuestro planeta. Pero a diferencia de la Tierra, orbita una enana roja. Aunque no se ha observado ninguno en este sistema, este tipo de estrella es conocida por los brotes estelares que pueden hacer que el entorno de un planeta sea un desafío para cualquier vida potencial.
Thomas Zurbuchen, administrador asociado de la Dirección de Misiones Científicas de la NASA en Washington, se refirió al descubrimiento de Kepler-1649c.
«Este intrigante y distante mundo nos da una esperanza aún mayor de que una segunda Tierra se encuentre entre las estrellas, esperando ser encontrada. Los datos recopilados por misiones como Kepler y nuestro satélite de estudio Exoplanet en tránsito (TESS) continuará produciendo descubrimientos sorprendentes a medida que la comunidad científica refina sus habilidades para buscar planetas prometedores año tras año», sostuvo.
Andrew Vanderburg, investigador de Universidad de Texas en Austin y primer autor del artículo publicado en The Astrophysical Journal Letters, también se refirió a Kepler-1649c.
«De todos los planetas mal etiquetados que hemos recuperado, este es particularmente emocionante, no solo porque está en la zona habitable y el tamaño de la Tierra, sino por cómo podría interactuar con este planeta vecino. Si no hubiéramos examinado el trabajo del algoritmo a mano, nos lo habríamos perdido», manifestó.
Un error que por ahora se enmendó a tiempo y que dará más trabajo a los astrónomos para comprobar si es posible que exista vida acá.