Luego de que Neil Armstrong y Buzz Aldrin pisaran la Luna en julio de 1969, el módulo Eagle del Apolo 11 despegó de la superficie lunar para acoplarse al módulo de Columbia, el cual se encontraba en órbita. Tras esto, los astronautas volvieron a la Tierra dentro del Columbia, pero antes dejaron al Eagle en una órbita retrógrada a unos 125 kilómetros sobre el ecuador lunar.
La NASA asumió que el módulo en cuestión se había estrellado contra la Luna entre uno y cuatro meses después del término de la misión, ya que la órbita en la que quedó el Eagle era inestable. Pero ahora, un análisis del investigador independiente James Meador sugiere que el módulo lunar todavía está en la misma órbita en la que fue dejado, y que incluso podría ser detectable desde la Tierra.
“Existe la posibilidad de que esta máquina haya alcanzado un estado inerte, permitiendo que se mantenga en órbita hasta el día de hoy. Si es así, debería ser detectable por radar, de manera similar a la forma en que el orbitador Indian Moon Chandrayaan-1 fue reubicado en 2016”, afirma Meador en su estudio.
En 2012, la NASA envió un par de naves espaciales llamadas GRAIL para mapear el campo gravitacional de la Luna, lo que finalmente generó un mapa detallado de este campo variable. A raíz de esto, Meador quiso averiguar qué paso con el módulo Eagle por medio del mapa para saber en dónde se habría estrellado contra la superficie de la Luna.
Así que lo que hizo Meador fue utilizar un programa de código abierto llamado General Mission Analysis Tool (GMAT) desarrollado por la NASA, el cual traza la trayectoria de una nave espacial en cualquier campo gravitacional. Se usa para simular misiones a la órbita de la Tierra, a la Luna y otros planetas como Marte.
Luego, el investigador cargó el campo gravitacional lunar mapeado por GRAIL en el programa GMAT y obtuvo como resultado que el módulo Eagle aún puede orbitar la luna en aproximadamente 100 kilómetros, la misma distancia a la que se abandonó. De acuerdo a las simulaciones hechas por Meador, la altitud periluna del Eagle en los periodos de 1969-1970 y 2019-2020 fue aproximadamente la misma.
El Eagle se encontraría en una órbita ecuatorial a unos 125 kilómetros sobre la superficie; apuntar un radar justo por encima de la rama lunar podría detectarlo. De acuerdo a Meador: “Cuatro periodos de observación de dos horas elegidos con criterio deberían proporcionar una cobertura suficiente para, posiblemente, reubicar uno de los artefactos más importantes en la historia de la exploración espacial”.
“Estos experimentos numéricos apoyan la hipótesis de que, incluso con la incertidumbre de las condiciones iniciales, la verdadera órbita del Eagle exhibe estabilidad a largo plazo, y la nave espacial no habría impactado a la Luna debido a los efectos gravitacionales”, concluyó el investigador.