En 1960, el físico teórico y matemático británico-estadounidense Freeman John Dyson propuso una idea loca, pero teóricamente posible: que en algún lugar del espacio civilizaciones avanzadas han dejado estructuras circundantes a una estrella, capaces de capturar la mayor parte de su radiación para usarla como una fuente de energía. Por supuesto, por avanzadas Dyson entendía civilizaciones extraterrestres con, digamos, tecnología capaz de desafiar las leyes de la física que nos rige. Una idea loca, pues.
Las Esferas de Dyson se han convertido en algo así como el Santo Grial —o uno de los griales— en la búsqueda de vida extraterrestre. Y es que, aunque no es tarea fácil buscar una megaestructura estelar capaz de absorber la energía de básicamente un reactor nuclear interestelar, buscar las tecnofirmas de estas estructuras, que bien podrían ser una esfera como teorízo Dyson o hasta una estructura como las del popular videojuego Halo, es menos difícil que buscar hombrecillos verdes.
¿Científicos hallaron una Esfera de Dyson?
No realmente, pero un grupo de científicos de Estados Unidos, Reino Unido, India y Suecia cree haber hallado siete sistemas dentro de nuestra galaxia donde al menos es plausible pensar que hay estructuras similares a las propuestas por Dyson.
Así lo narran en un estudio publicado en Montly Notices of the Royal Astronomical Society. El trabajo muestra los resultados de una serie de análisis realizados a través de un programa de computadora diseñado para buscar las “emisiones excesivas infrarrojas”, una suerte de rastro tecnológico (una tecnofirma) propio de las esferas de Dyson. En teoría, estas superestructuras emitirían un calor residual en forma de radiación infrarroja.
Con este rastro en mente, el programa se dedicó a buscar radiación infrarroja usando el telescopio espacial Gaia y otros ubicados tanto en la Tierra como en el espacio. Cada posible candidato era sometido a pruebas de variabilidad óptica y astrometría.
Fue así que los expertos, liderados por Matías Suazo, candidato a doctor en física y astronomía por la Universidad de Uppsala, en Suecia, dieron con un total de 5 millones de posibles positivos. Descartaron candidatos hasta llegar a solo 7 potenciales sistemas que oribtan enanas rojas. Es decir, estrellas más pequeñas y menos brillantes que nuestro sol.
“Hay muchísima literatura con explicaciones naturales para el exceso de infrarrojo, pero ninguna explica con claridad por qué ocurre este fenómeno en los sistemas candidatos, especialmente si se considera que todas son enanas rojas”, dicen los especiliastas en su estudio.
Los autores, no obstante, son enfáticos en señalar que se trata simplemente de sistemas con evidencia lo suficientemente sólida para considerar que podrían albergar una esfera Dyson.
Si dentro de estas galaxias efectivamente hubiera esferas de Dyson, ¿seguiría siendo plausible pensar en la idea de un contacto con una civilización extraterrestre?