Un equipo de investigadores de la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA) abrirá dentro de poco un contenedor con muestras lunares tomadas hace casi 50 años por la misión Apolo 17, la última que transportó humanos a la Luna.
La ESA todavía no tiene una fecha puntual para la apertura, pero describe el evento como una ocasión especial, casi como si se tratara de una cápsula del tiempo, aunque en realidad sea un contenedor —la ESA lo describe como una lata— con gases lunares. La muestra fue tomada por el astronauta Gen Cernan en diciembre de 1972 mientras realizaba una caminata por el valle Tauro-Littrow, donde clavó un tubo de unos 70 centímetros (unas 27.5 pulgadas).
Del tubo, que ha permanecido cerrado casi 50 años, la NASA y la ESA esperan recuperar hidrógeno, helio y otros gases ligeros. Probablemente la apertura no causaría tanto revuelo de no ser porque la ESA tuvo que desarrollar una herramienta a la medida. En tono de broma, la Agencia Espacial Europea la llama “el abrelatas Apolo”, y fue transportada recientemente a las instalaciones del Centro Espacial Johnson de la NASA en Houston.
La herramienta en cuestión tiene, paradójicamente, la apariencia de otra lata, pero asegura que al perforar el contenedor traído en por los tripulantes de la misión Apolo 17 los gases no escapen.
“Es una herramienta perforadora y una solución para obtener los gases. Nos emociona saber qué tan bien se preservaron los gases en el contenedor de vacío”, dijo Francesa McDonald, líder del equipo de la ESA que desarrolló el “abrelatas espacial”.
Pero ¿por qué el alboroto con unos gases que abundan en la Tierra? McDonald lo explica así: “Cada componente del gas que será analizado puede contarnos una parte distinta de la historia y evolución de los compuestos volátiles de la Luna y de los primeros días de nuestro sistema solar”.
McDonald también señaló que el éxito al recuperar los gases podría derivar en nuevas técnicas para la recolección y extracción de muestras de otros astros, como Marte.