SpaceX retransmite en directo cada uno de sus lanzamientos de cohetes, la mayoría de ellos involucrando a su vehículo Falcon 9, un caballo de batalla.
La gran mayoría de los lanzamientos del Falcon 9 se realizan desde la Costa Espacial de Florida, pero la compañía también utiliza la Base de la Fuerza Espacial Vandenberg en California para misiones ocasionales.
Su último lanzamiento desde la Costa Oeste tuvo lugar el sábado, con un Falcon 9 desplegando 27 satélites de internet Starlink en órbita terrestre baja.
Fue el noveno vuelo de este propulsor de primera etapa en particular, que previamente lanzó misiones SDA T1TL-B, SDA T1TL-C y ahora siete misiones Starlink.
Tras la separación de etapas, la primera etapa del cohete aterrizó en la nave dron Of Course I Still Love You estacionada en el Océano Pacífico, allanando el camino para más vuelos usando el mismo propulsor.
Lo que hizo inusual el lanzamiento del sábado fue que tuvo lugar en una densa niebla. Eso significaba que ni siquiera se podía ver el cohete cuando sus motores se encendieron y salió de la plataforma de lanzamiento. En cambio, la nube baja que rodeaba el lugar de lanzamiento brillaba en naranja mientras el cohete se dirigía hacia el cielo. La cámara en la retransmisión en directo de SpaceX pasó entonces a una vista desde el ojo del propulsor y mostró el cohete despejando rápidamente la nube baja mientras rugía hacia la órbita.
Algunos tipos de nubes, como cúmulos gruesos o formaciones de yunque, pueden obligar a los controladores de misión a posponer un lanzamiento debido al riesgo de rayos naturales al salir del cohete de la plataforma. Las reglas de lanzamiento cuidadosamente diseñadas también impiden que los cohetes atraviesen nubes que alcancen temperaturas bajo cero o que produzcan precipitación, ya que la fricción del cohete podría provocar una descarga eléctrica o dañar la electrónica a bordo.
La niebla, en cambio, presenta menos desafíos, permitiendo a los controladores de misión continuar con un lanzamiento. La niebla consiste en nubes de estrato bajas y poco profundas que suelen estar cálidas y a altitudes muy por debajo de cero, por lo que carece de la acumulación eléctrica que se produce con nubes más altas.
Esto significa que los cohetes pueden avanzar con seguridad a través de la niebla superficial, aunque los controladores de misión tendrán que confiar más en el radar y la instrumentación que en la observación visual durante la primera parte del vuelo.