Mucho antes que Star Wars se imitara a sí misma con The Force Awakens (El Despertar de la Fuerza, 2015), la primera película del universo de George Lucas enfrentó sus propias guerras clónicas. Corría el año 1978 y una película producida en los mismos estudios donde Italia forjó su tradición de copiar los westerns estadounidenses se erigía como la primera imitación de Star Wars. Hablamos de Starcrash, la primera —y quizá la mejor— imitación de Star Wars.
Su director, Luigi Cozzi, asegura que la tenía lista desde antes del estreno de Star Wars. Era diferente. Una épica espacial, según contó a The Guardian. Nadie se interesó por ella hasta que Star Wars se convirtió en un fenómeno en 1977. Cozzi quería que su película fuera algo como la serie de televisión de Sinbad, retomando los efectos especiales de su productor, Ray Harryhausen. “Pero los productores querían un clon de Star Wars”, asegura Cozzi, quien para cuando se alejó del cine se dedicó a pasar el tiempo detrás de la caja registradora de Profondo Rosso, una tienda-museo que posee en compañía de su amigo y mentor, un tal Dario Argento.
Pese a los esfuerzos de Cozzi, Starcrash sucumbió al lado oscuro de la vorágine de los productores y terminó siendo un clon de Star Wars. Uno descarado, sin duda. Un malvado encapuchado crea un arma capaz de destruir planetas enteros. El protagonista usa la fuerza de la telequinesis y blande una espada láser. Hay hasta un robot que hace las de C-3PO, pero tiene acento texano. La coprotagonista es una piloto contrabandista que sale casi toda la película en bikini, que de no ser porque The Return of the Jedi se estrenó cinco años después diríamos que George Lucas se inspiró en la actuación de Caroline Munro. Starcrash es tan parecida a A New Hope que el primer plano incluso es una toma de una nave volando por el espacio.
Igual, hay aspectos de Starcrash que rayan en lo anecdótico. Su música fue compuesta por John Barry, quien a la postre ganaría un Oscar por la música original de Out in Africa. ¿Cómo fue que un compositor de renombre acabó haciendo la banda sonora de una película hoy considerada auténtico cine B. El productor de Starcrash, Nat Wachsberger, cuenta que convenció a Barry mostrándole versiones inacabadas en blanco y negro de escenas con efectos especiales, cuyo presupuesto presuntamente rondaba los cinco dígitos. Barry accedió.
Mención aparte merece su título original: Scontri stellari oltre la terza dimensione, cuya traducción literal son “peleas estelares más allá de la tercera dimensión”.
Las guerras clónicas
Starcrash fue solo la primera de varias películas que imitaron a Star Wars. El mismo año que debutó Starcrash lo hizo Uchū kara no Messēji, que conocimos en occidente como Message from Space y que es producto de Kinji Fukasaku, que 22 años después alcanzaría su mayor éxito con Battle Royale.
La lista también la complementan Battle Beyond the Stars (Jimmy T. Murakami, 1980), una especie de remake de Seven Samurai; The Man Who Saved The World (Dünyayı Kurtaran Adam, 1982), y hasta Eragon (Stefen Fangmeier, 2006).