La saga de Alien es una de las más aclamadas y reconocidas en la historia tanto de la ciencia ficción como del terror en el cine. Sin embargo, también es una de las más irregulares: con casi una decena de entregas desde 1979, no podríamos afirmar que todas estén a la altura ni que sean esenciales para su narrativa general.
Dicho en términos más sencillos: no todas valen la pena, ya sea porque fueron derivativas, porque tuvieron ideas cuya extravagancia roza en el ridículo o porque solo fueron ideas comerciales y mediocres (hablamos de ti, Alien vs. Depredador). Por ello, a continuación seleccionamos las películas esenciales de la saga Alien.
Alien (1979)
Representó apenas la segunda película en el repertorio del legendario Ridley Scott y es significativa por consagrar a una de las heroínas más icónicas del audiovisual, Ellen Ripley (Sigourney Weaver), y empujar las fronteras del terror y la ciencia ficción como arte (gracias, en buena parte, a los diseños del artista gráfico H.R Giger y al guion de Dan O’Bannon, ambos cargados de considerable simbolismo sexual). Y claro, la consolidación de los elementos básicos que definirían la saga de Alien en el futuro: los xenomorfos, los abrazacaras, los entornos oscuros, reducidos y asfixiantes. Una película que, casi cinco décadas después, se mantiene espectacular y ha definido todo lo que vino después.
Aliens (1986)
A pesar del éxito de la entrega original, los planes para una secuela languidecieron por años. Mientras tanto, un novato director y guionista, un tal James Cameron, comenzaba a hacerse un nombre con su trabajo en la primera Terminator. Cuando el proyecto para la continuación de Alien finalmente se concretó, Cameron supo que no podría igualar a la original, así que optó por algo distinto. Como sugiere su título de forma tan elocuente, Aliens es la clase de secuela que toma los mejores elementos de su predecesora y los hace más grandes: hay más acción, más xenomorfos y más carne de cañón en la forma de Ripley y un escuadrón de marines, que luchan por sobrevivir en una infestada colonia de la luna LV-426.
Prometeo (2012)
Desde sus dos entregas originales, la saga de Alien ha explorado ideas muy diversas ―y dispersas―, con diferentes grados de éxito. Desde el reciclaje de conceptos hasta una bizarra historia de hibridación de especies y clonación, pasando por los crossovers. Sin embargo, para Prometeo (Prometheus) ―y con Ridley Scott de regreso como director― se pretendió crear una serie de precuelas para explicar los orígenes de los xenomorfos. La historia es mucho más compleja que eso, aunque se plantea un mito creacionista diferente no solo para los letales alienígenas, sino para la propia humanidad y su lugar en el universo. No siempre funciona, y por momentos ni parece una película de Alien, pero sin duda es una de las entregas más ambiciosas y originales de la saga.
Alien: Covenant (2017)
Alien: Covenant es una de las entregas más polarizantes de la saga de Alien, y algunos incluso llegarían a decir que es una de sus más débiles. Sin embargo, es una producción esencial por ser el tejido conector entre la densa mitología introducida en Prometeo y las películas originales (con el personaje de Michael Fassbender como el puente). Covenant sigue a la expedición homónima de la corporación Weyland-Yutani conforme se descubre una nueva y amenazante forma de vida, profundamente vinculada al “complejo de Dios” de la raza humana. Un concepto interesante, hasta que las absurdas secuencias de acción del clímax arrojan todo por la ventana.
Alien: Romulus (2024)
La más reciente entrega de la saga Alien puede describirse en una palabra: volver a lo básico. Romulus, situada cronológicamente entre Alien y Aliens ―aunque con personajes totalmente nuevos―, retoma el espíritu de la original: un grupo de humanos atrapados en el espacio con la forma de vida más letal del universo, e irremediablemente mal equipados para combatirla. La dirección del uruguayo Fede Álvarez, responsable por las aclamadas No respires (2016) y Posesión infernal (2013), remake de Evil Dead, logra una atmósfera tan asfixiante como la de la primera Alien, y su guion ―coescrito por Rodo Sayagues― añade riqueza a su desolador universo, así como un subtexto de precariedad económica de la gente común ante megacorporaciones planetarias, dispuestas a usar a las personas como carne de cañón con tal de obtener beneficio económico.