El estreno de Joker 2: Folie à Deux (Joker: Folie à Deux) ha dividido al público con su visión errática del personaje. Con una exitosísima primera parte que se estableció como la historia de origen del personaje (aunque con una visión cuestionable de las enfermedades mentales, la desigualdad social y la masculinidad), la secuela ha adoptado un discurso revisionista, que cuestiona la primera e incluso desmiente la identidad del personaje.
¿Y qué hay de la aproximación musical que no ha sido del agrado de todos? La secuela dirigida por Todd Phillips se ha posicionado como una de las encarnaciones menos queridas —o por lo menos más cuestionadas— del Guasón, otrora antítesis de Batman en el gran escenario de Ciudad Gótica.
Así que quizá quieras revisar otras encarnaciones cinematográficas más afortunadas del supervillano creado por Bill Finger, Bob Kane y Jerry Robinson. Te contamos cuáles consideramos las mejores, los motivos, y dónde verlas.
Las mejores películas con el Joker
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Batman: The Killing Joke (2016)
Comencemos por el hecho de que la novela gráfica Batman: La broma mortal (Batman: The Killing Joke, 1988), de Alan Moore y Brian Bolland, es considerada la “historia definitiva del Joker”; presenta, vía flashbacks, un nuevo origen para el supervillano. Luego, la interpretación vocal de Mark Hamill para el personaje en Batman: La serie animada (1992) sigue siendo considerada la definitiva en sus versiones animadas.
Las modificaciones a la historia original en el guion no fueron del agrado de todos los fans —en especial con relación a Barbara Gordon (Batgirl)—, pero en lo que respecta al Guasón, esta película es una de sus representaciones definitivas, al considerar su material de origen y la interpretación vocal.
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LEGO Batman: La película (2017)
De todas las películas que ilustran el punto de que Batman y Joker son dos lados de una misma moneda, la que mejor lo hace, curiosamente, es el spin-off de La gran aventura LEGO (2014).
En LEGO Batman: La película, toda la trama gira en torno a la soledad de Bruce Wayne (voz de Will Arnett), tan psicológicamente cerrado que no puede permitirse ni siquiera declarar un villano rival. El Guasón (voz de Zach Galifianakis), mientras tanto, se define a sí mismo por medio de su conflicto con el superhéroe. Al final, el “Príncipe payaso del crimen” sí que es necesario para que Batman aprenda a abrirse y, sí, reconocer a su propia familia encontrada.
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Batman (1966)
En términos de cómics y superhéroes, pocas cosas dicen “clásico” como aquella serie de los 60 con Adam West como Batman, que dio lugar a la primera película del personaje. Y en ese sentido, no hay Joker más clásico que el de Cesar Romero, cuya interpretación ha sido la madre de todas las demás, en mayor o menor medida.
La serie, y la película por extensión, eran manifestaciones de una época completamente diferente de los cómics, respecto a lo que son ahora: aventuras de personajes completamente irreales, coloridas y hasta bobas. E incluso si el reflector no es suyo, pues se trata de un ensamble de villanos, la esencia del Guasón ya está aquí, sin adornos, como un literal payaso que recurre a bromas y trucos para sus crímenes.
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El caballero de la noche (2008)
Si Joker y Joker 2: Folie à Deux se definen por complejizar al personaje de Arthur Fleck (Joaquin Phoenix), quien ha de convertirse en el infame supervillano, la versión de El caballero de la noche —una de las mejores películas de Batman, simple y llanamente— brilla por ser su completa antítesis.
Donde su predecesor, Jack Nicholson, es prácticamente la amalgama de la mitología del personaje hasta entonces —una pobre alma condenada a una caricaturesca locura criminal al caer en un pozo de químicos—, Heath Ledger tomó el camino contrario: una fuerza anárquica, anónima que roza los extremos de la amoralidad, firmemente anclada en una realidad que no necesita ser explicada ni complejizada: no es más que el caos hecho persona.
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Batman (1989)
Lo que Cesar Romero creó, Tim Burton y Jack Nicholson perfeccionaron al grado de hacerlo insuperable; esta versión del Guasón es la vara con la que se miden todas las demás, al caminar la delgada línea entre un humor bufonesco y casi caricaturizado, con la crueldad de una mente maestra mafiosa en un mundo cuyas cualidades góticas rozan con lo surreal.
Poca ayuda necesitó Nicholson de las prótesis para exaltar su sonrisa, ya hilarante y macabra en partes iguales por sí sola. La carcajada escandalosa, la mirada macabra, todo ya estaba ahí, en toda su gloria propia de un cómic. Solo hizo falta algo de maquillaje o, como diría la versión de Ledger, “un pequeño empujoncito”.
Bonus: El hombre que ríe (1928)
Aunque hay divergencias entre testimonios de los creadores del personaje, casi todas las versiones coinciden en que Gwynplaine (Conrad Veidt), protagonista del clásico del cine mudo El hombre que ríe dirigido por Paul Leni (y adaptado de la novela de Víctor Hugo), fue la inspiración para la apariencia del Joker de Batman. También, hay que decirlo, tiene un importante paralelo con Arthur Fleck, la versión interpretada por Joaquin Phoenix.
Gwynplaine es un hombre cuyo rostro, cuando era niño, fue desfigurado para mantener una grotesca sonrisa siempre, por lo que es obligado a reír incluso de cara a las peores humillaciones y tragedias (Arthur Fleck, por una condición psiquiátrica, ríe espontáneamente incluso en los peores momentos). Sus historias son diferentes, pero más allá de la apariencia clásica del Guasón, El hombre que ríe provee una tragedia más interesante y congruente que las dos películas de Phillips y Phoenix.