La película biográfica de James Mangold sobre Bob Dylan, A Complete Unknown, parecería marcar un regreso a una era de películas serias sobre músicos serios, estudios psicológicos de personajes en lugar de extravagancias semi-fantasiosas con inflexiones de rocola. (El próximo Deliver Me From Nowhere, de Scott Cooper, sobre Bruce Springsteen, parece continuar la tendencia).
En honor a su estreno la semana pasada, vale la pena echar un vistazo a las películas que nos han llevado hasta aquí. La siguiente es una lista de los siete mejores biopics musicales que se han lanzado.
7. Camina por la línea (2005)
La primera película biográfica de Mangold fue el ejemplo prototípico del género en el siglo XXI. Walk the Line, la historia desde el nacimiento hasta la muerte de Johnny Cash (interpretado por el nominado al Oscar Joaquin Phoenix), fue memorablemente parodiada en la espectacular película de Jake Kasdan de 2007 Walk Hard: The Dewey Cox Story («Dewey Cox tiene que pensar en toda su vida antes de jugar…»), y es fácil ver por qué.
Walk the Line tiene una estructura de saltos en el tiempo que tiene sentido para este tipo de películas. La serie de biodramas de músicos de segunda categoría de las décadas de 2010 a 2020 (Bohemian Rhapsody, Rocketman, Stardust, Whitney Houston: I Wanna Dance with Somebody) intentó en vano replicar el atractivo del viejo Hollywood de esta película, pero no logró capturar lo que hizo que Walk the Line fuera tan cautivadora cuando se estrenó en 2005.
6. No estoy ahí (2007)
Un biopic convencional no puede contener a Bob Dylan, un enigma cuya biografía cinematográfica actual, cortesía de Mangold, lo caracteriza correcta pero algo evasivamente como «un completo desconocido». Mejor mirar este rompecabezas completamente extraño, construido por los coguionistas Oren Moverman y Todd Haynes y dirigido por este último.
Seis actores interpretan seis aspectos diferentes de Dylan, ninguno de ellos se llama Bob Dylan. Algunos de ellos (como el trovador negro de 11 años de Marcus Carl Franklin que se hace llamar Woody Guthrie) se parecen al cantante y compositor solo de manera superficial y artística. Otros, como los personajes de la cantante interpretados por Cate Blanchett y Christian Bale, son más cercanos. Tienen una cosa en común: para verlas correctamente, como ocurre con ciertas pinturas virtuosas, hay que dar un paso atrás y ver todas las pinceladas dispuestas una al lado de la otra.
5. Amor y misericordia (2015)
El segundo de los guiones de Oren Moverman que pasa el corte aquí (este coescrito por Michael Alan Lerner), Love & Mercy es una biografía cinematográfica innovadora que asigna apropiadamente dos épocas muy diferentes de la vida del cerebro de los Beach Boys, Brian Wilson, a dos actores diferentes.
El Acertijo de Batman, Paul Dano, delicado e intenso, es Wilson en la era de Pet Sounds, el álbum de 1966 que cimentó su legado como genio. John Cusack, torpe y triste, es Wilson en sus cuarenta, perdido en el mar y bajo la influencia de un psicólogo que vende pastillas (Paul Giamatti). Las actuaciones son estelares, pero es la música inmortal la que te atrapa y te mantiene.
4. El pianista (2002)
El famoso compositor y pianista judío polaco Władysław Szpilman tenía 28 años y era una estrella de la radio polaca cuando los nazis invadieron Polonia en 1939. Acorralado, junto con su familia, en el gueto de Varsovia en 1940, fue posteriormente separado de ellos y sobrevivió durante cinco años, escondido en áticos y apartamentos secretos en la Varsovia ocupada.
Su supervivencia dependió, en última instancia, de entretener a un capitán de la Wermacht (Thomas Kretschmann) aficionado a Chopin. Adrien Brody, de The Brutalist, ganó el Oscar al Mejor Actor por su desgarrador papel de Szpilman en este desgarrador reloj con adulación por la música incongruentemente elegante y cadenciosa en su núcleo.
3. Tic, tic… ¡Boom! (2021)
Jonathan Larson, el héroe mártir del mundo del teatro musical, tenía 35 años cuando murió de una disección aórtica la noche del primer preestreno en el Off-Broadway de su obra maestra Rent en 1996. Su causa de llevar los musicales a las masas fue retomada más tarde por su sucesor Lin-Manuel Miranda, cuyo primer largometraje de 2021 adaptó el musical autobiográfico anterior de Larson, Tick, Tick… ¡Boom!.
La película cubre el intento fallido de Larson de completar un musical basado en 1984 de Orwell y, sin saberlo, presagia la vida abreviada de Larson al cubrir la historia de su mejor amigo (Robin de Jesús) afectado por el SIDA. Lo más destacado de la película es la actuación de Andrew Garfield, nominado al Premio de la Academia como Larson, que es suelta y encantadora.
2. Maestro (2023)
Impregnada del equilibrio entre la exquisita realidad y la fantasía de alto vuelo que es en sí misma el sello distintivo de la buena música, la biografía de Bradley Cooper sobre el compositor y director de orquesta Leonard Bernstein, Maestro, es en todos los sentidos una mejora de su recauchutado A Star is Born de 2018.
Anclada por las actuaciones bien combinadas del propio Cooper como Bernstein y Carey Mulligan como su esposa Felicia, la película es más un retrato de la dinámica sexual de su matrimonio que una historia sobre su música, per se; sin embargo, Cooper dirige una secuencia de bravura de Bernstein dirigiendo en la Catedral de Ely en Inglaterra que captura perfectamente el carisma de Bernstein en el podio. La película es muy posiblemente una obra maestra moderna y merece otra mirada después de haber sido excluida en los Oscar del año pasado.
1. Amadeus (1984)
A su manera, la relación central en Amadeus, entre el divinamente inspirado pero insípidamente crudo Wolfgang Mozart (Tom Hulce) y el altivo pero mediocre Antonio Salieri (F. Murray Abraham, que ganó un Oscar por su papel), es tan paradigmática como Romeo y Julieta, el rey Arturo y Lancelot, el sombrero negro y el sombrero blanco.
Su representación de los celos insanos motivados por la mirada a regañadientes revela algo fundamental sobre los músicos y compositores: el don para la música es una habilidad táctil limitada por las propias limitaciones físicas, tanto más exasperante cuanto que puede elevarse a alturas sobrenaturales en unos pocos genios afortunados y dotados.