Peter Cushing fue quizás uno de los actores británicos más reputados que fue fichado para la primera película de Star Wars, «Una nueva esperanza», ya que venía precedido de una exitosa carrera. Al interprete lo conocimos por su representación del gobernador Tarkin, uno de los líderes del Imperio Galáctico.
Y a pesar de que falleció en 1994, el actor logró salir en la película Rogue One, pero con la técnica del CGI en 2016.
Es por eso, que ahora según informa The Times, el productor Kevin Francis, amigo personal de Cushing, ha denunciado que esa práctica fue ilegal. Y es que en vida, el intérprete nunca dio permiso para que se replicara su apariencia digitalmente en Star Wars o en ningún otro proyecto.
A pesar de la insistencia de Disney para bajar la demanda, Francis no quitará la demanda ante el Tribunal Superior de Londres. El productor y su compañía, Tyburn Film Productions, se han mantenido firmes. De hecho, no solo demandan a Disney, sino también a Lucasfilm como propietaria de los derechos de Star Wars, a Lunak Heavy Industries, quienes produjeron Rogue One, y a los responsables de la agencia y el patrimonio de Cushing.
¿En qué se apoya Francis para defender la postura de Cushing? Disney pagó 33.000€ al patrimonio de Cushing por utilizar su cara. Pero resulta que Francis conserva un documento firmado en 1993 por el actor que dispone nuevas condiciones. En él se especifica que no se permitiría utilizar la imagen de Cushing sin el permiso de Francis. Este contrato se firmó cuando ambos hicieron juntos la película para televisión A Heritage of Horror.
Ahora veremos quién ganará en tribunales y qué podría significar para Rogue One u otras producciones.