Mucho antes de que Star Wars se convirtiera en la referencia pop de la ciencia ficción, existió Flash Gordon.
Por décadas, ninguna otra obra generó tanto como Flash Gordon, publicada por primera vez el 7 de enero de 1934. En ella, el dibujante Alex Raymond y el escritor Don Moore narraron una historia muy marcada por los estereotipos de la época: un musculoso graduado de la Universidad de Yale y una reportera en el lugar y el momento indicado terminan inmiscuidos en una trama para salvar a la Tierra de una invasión extraterrestre comandada por un tirano interestelar, pero de rasgos asiáticos.
Corría la década de los treinta y aunque las tiras cómicas ya eran un suplemento habitual en los periódicos de Estados Unidos, nombres como Batman o Superman aún no existían, de modo que los héroes estaban más cerca de los tópicos de vanguardia propuestos en la literatura. Era el caso de Buck Rogers y su exploración espacial, inspirada por autores como Julio Verne y H. G. Wells.
Precisamente, Flash Gordon nació como un producto para competir con la historieta Buck Rogers. El encargo llegó a Alex Raymond de la mano de King Features Syndicate, una agencia de prensa estadounidense que jugó un papel clave en los primeros años del cómic en Estados Unidos. Raymond, fiel a la inspiración literaria de la época, recurrió a Cuando los Mundos Colisionan (Philip Wylie, 1933) para el argumento de Flash Gordon.
Su éxito fue casi instantáneo, pero sobre todo, duradero. La última publicación data de 2003, aunque todavía se imprimen reediciones en varios periódicos de Estados Unidos. Sin embargo, la verdadera trascendencia de Flash Gordon fue haber inspirado a otros artistas en la creación de sus superhéroes, y también, en el desarrollo de otras obras de ciencia ficción, incluida Star Wars.
Los superhéroes combaten al crimen con mallas y capa gracias a Flash Gordon. Batman, que aparecería tres años después, inspiró su diseño artístico en los dibujos de Raymond. Héroes como Aquaman lucen como un calco descarado de Flash. Y en el caso de Star Wars, las referencias son rastreables desde los peinados exóticos de la princesa Leia hasta las sospechosas similitudes entre la Estrella de la Muerte y el mecanizado planeta Mongo, donde reina el emperador Ming.
Es tal el legado de Flash Gordon que su primera aparición en formato de tira ya es considerado una pieza histórica con valor cercano al medio millón de dólares.
Bien podrá discutirse, pero así como nuestra historia se cuenta entre un antes y un después de Cristo, la de la ciencia ficción en la cultura popular bien podría dividirse entre un antes y después de Star Wars. Y en esta división, Flash Gordon sería la prehistoria.