La historia de la cultura popular siempre está rodeada de influencias y de modelos a seguir para la construcción de nuevos mitos, por eso no es de extrañar que un joven director George Lucas decidiera buscar inspiración en las películas de Kurosawa y de Flash Gordon en los años setenta.
Sin embargo, un 18 de enero de 1974 se estrenaba en la televisión de Estados Unidos el primer capítulo de The Six Million Dollar Man, más conocida en Hispanoamérica como El Hombre Nuclear, una serie que tuvo una poco reconocida ayuda para el mundo de Star Wars.
Cómo El Hombre Nuclear inspiró a Star Wars
El Hombre Nuclear hizo famoso en el rol del astronauta y piloto de prueba Steve Austin al actor Lee Majors.
La trama cuenta cómo este piloto pierde su ojo izquierdo, sus piernas y su brazo derecho durante un vuelo experimental, que sustituye por prótesis robóticas que le dan poderes extraordinarios como visión telescópica e infrarroja.
Ahora, ¿cómo esta serie setentera ayudó en el negocio de George Lucas y Star Wars?.
Quizás algunos recuerden que en 1977 la empresa juguetera Kenner, con sede en Cincinnati, se adjudicó la producción de las figuras de acción de la naciente y desconocida saga.
La apuesta era que George Lucas pudiera tener los derechos económicos de todo el marketing de la película.
Lo cierto es que la sorpresa para los ejecutivos de Kenner fue mayúscula cuando A New Hope fue un golpe al mercado en 1977 y debieron acelerar el trabajo para tener los primeros juguetes para esa Navidad.
Sin embargo, nada de eso ocurrió, ya que no tenían la suficiente producción para asegurar figuras para finales de 1977. En vez de eso, generaron un paquete que contenía un póster gigante y una promesa de entrega de las primeras cuatro figuras, para principios de 1978.
Bueno, y ¿qué tiene que ver El Hombre Nuclear en esto? Que la figura de Steve Austin y toda la colección derivada fueron las primeras figuras de acción de Kenner, empresa que usó esos mismos moldes e incluso los mismos juguetes para adaptarlos de manera rápida y convertirlos en la primera colección de A New Hope, con lo que lograron cumplir con los plazos de 1978 y las entregas para miles de niños.
A partir de ese momento, el resto es historia; la juguetera estuvo hasta mediados de los ochenta haciendo fortuna con la mercadería de Star Wars, hasta que fue comprada por Hasbro, que ha seguido con la producción de las figuras de la saga hasta nuestros días.