Q¿Qué es ese zumbido? Dirigimos la mirada hacia el cielo, de donde proviene el sonido, para avistar a lo lejos un dron moverse acompasadamente y debajo, tocando el suelo, su piloto con los mandos en el controlador. Poco a poco nos vamos habituando al fenómeno de los drones y a ver volar surcar nuestros cielos a estos dispositivos. A algunos simplemente les llaman la atención, pero a otros, les apasiona.
“Tienes que conocerle, Jose”. La agencia que organiza la comunicación de la Drone Champions League que este año se ha celebrado en la plaza de toros de Las Ventas de Madrid (España), me contacta y hace mención a uno de sus campeones. Reviso atento su currículo y me quedo perplejo: Alex Zamora, actual campeón de España absoluto en vuelo de drones y cuarto el mundo (2017), tiene apenas diez años, y no hay quien le tosa (al menos, ahí arriba).
Este joven, natural de Cuenca, es un apasionado absoluto de los drones y al preguntar de dónde le viene esa devoción apunta a su padre: “es piloto de helicópteros 3D”. Recibió su primer dron en las navidades de 2016 y le faltó tiempo para convertirse en un experto a los mandos: “Rápidamente empecé a hacerlo volar con rapidez, competir y a ganar campeonatos. Este es mi tercer año en el circuito”, explica.
“Nunca se pone nervioso”
Alex engrosa las filas del Wild Prop, uno de los principales equipos del mundo, y no parece que le pese la presión de ser un gran campeón en el que todo el mundo deposita sus expectativas. De hecho, sus padres han logrado encajar las piezas del complejo puzzle de las competiciones y los estudios: cursa con normalidad primaria en su localidad natal y nos cuentan que “ha sacado cuatro sobresalientes”.
Su padre es piloto de helicópteros 3D.
Y viaja. Mucho para su edad: con tan pocas primaveras ha visitado muchos más países que buena parte de los adultos que le rodean. “En estos tres años he estado en países como Alemania, Holanda, Bulgaria, Rumanía y Corea del Sur, además de España. La mayor parte de campeonatos se celebran en época de vacaciones, a excepción de unos pocos, y esto me permite combinarlo con facilidad con el colegio”. Alex insiste en dejar claro que los estudios son prioritarios y parece claro que lleva el éxito con naturalidad.
Esta responsabilidad le viene de arriba. Su padre nos destaca el carácter disciplinado de Alex y que “en la pista se crece mucho”. Con el dron en el aire y los mandos en la mano, la destreza de este joven campeón hace el resto: “Es un niño que busca un objetivo y que alcanza con facilidad sus metas en el mundo de las carreras de drones”, explica orgulloso su progenitor. ¿Algún problema con la edad? No lo parece, aunque hay una parte en la que la excesiva juventud de Alex juega en su contra.
“Sus rivales le duplican y triplican la edad y tienen mayor picardía”, explica su padre, pero el campeón supera esta malicia con talento, “tiene grandes reflejos, la principal habilidad en esta especialidad. Además, su capacidad mental y psicológica es alta. Nunca se pone nervioso”. En casa potencian su hobby pero lo llevan con naturalidad, “como si fuera una actividad más que le gusta y practica”.
Ha visitado muchos más países que buena parte de los adultos que le rodean.
Quiere ser piloto de cazas del ejército
Pero aunque tiene evidente madera de campeón, pronto olvidamos que Alex apenas tiene diez años y es un niño. ¿Cuál es su afición más allá de los drones? El pequeño campeón pasa horas pegado a su PlayStation 4, “mi juego favorito es el Fortnite”, nos explica, “aunque también me gusta Rainbow Six Siege”. Ahora es piloto de drones pero… ¿y de mayor?
“Quiero ser piloto de caza del ejército del aire español”, responde convencido, “me encanta este mundo y todo lo relacionado con la aviación, la velocidad y la adrenalina”. Y sí, todo parece indicar que talento y aptitudes no le faltan… Un campeón con todas las letras, y de altos vuelos.