La 103 edición del Tour de Francia arranca este sábado el 2 de julio en Mont Saint Michel y los organizadores de la competencia han anunciado que utilizarán cámaras térmicas para detectar la presencia de motores en las bicicletas, según informa la BBC.
La práctica se conoce como «bike doping» o dopaje mecánico.
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«Queremos preservar el alma del Tour», dijo el director de la carrera, Christian Prudhomme, en una conferencie de prensa en París.
Las cámaras de tecnología avanzada han sido concebidas por el Comisariado de la Energía Atómica (CEA) a petición del gobierno francés. El director del CEA, Vincent Berger, explicó que la cámara evalúa la diferente densidad de los materiales en función de sus propiedades térmicas.
La cámara portátil no solo se usará antes y después de cada etapa, sino que también podrá ser instalado en las motos de la organización o en los bordes de la carretera en algunos puntos para detectar la presencia de motores.
Según los desarrolladores de la cámara, en el futuro se podrá utilizar desde un helicóptero para analizar las bicicletas que le pasan por debajo.
Las bicicletas con motor no son ningún secreto. Sin embargo, hay fabricantes que venden modelos ya montados con todo el sistema oculto.
Un pequeño motor podría proporcionar más de 25 vatios de potencia adicional a una bicicleta, lo que sería suficiente para darle a un ciclista la ventaja sobre sus rivales.
A principios de año, organizadores en la carrera sub-23 de los Mundiales de ciclo-cross en Bélgica encontraron un pequeño motor dentro de la bicicleta de Femke den Driessche.
Cuatro meses después, la Comisión de Disciplina de la Unión Ciclista Internacional decidió imponer una sanción de seis años de suspensión a la ciclista.
Por su parte, Driessche, de 19 años, aseguró que la bicicleta no era suya, sino de un amigo y luego anunció su retiro del deporte.