El calor extremo ha sido uno de los elementos que han caracterizado los Juegos Olímpicos de Tokio. De hecho, la ola de calor ya afectó el rendimiento de los deportistas, quienes se han mostrado inquietos por esta situación.
En su partido disputado en el Parque de Tenis Ariake, el ruso Daniil Medvedev incluso llegó a pensar que podía morir por las altas temperaturas.
“Soy un luchador, terminaré el partido, pero puedo morir”, dijo al árbitro durante su partido. “Si muero, ¿se hará responsable la Federación Internacional de Tenis?”.
En la cancha se registraban 31 grados Celsius (88 grados Fahrenheit), pero la sensación térmica llegaba a los 37 grados (99 Fahrenheit).
Estas duras condiciones pueden llegar a ser peligrosas para la práctica de la actividad deportiva de alta competencia.
A raíz del reclamo de Medvedev, la Federación Internacional de Tenis anunció que los partidos de esta disciplina comenzarán más tarde, a las 3:00 p.m. en lugar de las 11:00 de la mañana para evitar el clima más cálido y húmedo.
En un comunicado, los encargados del organismo señalaron que tomaron esta decisión en “interés de la salud y el bienestar de los jugadores y tras una amplia consulta”.
Otro caso similar fue el de la tenista española Paula Badosa, que abandonó la cancha en silla de ruedas a causa de un golpe de calor.
Novak Djokovic, número uno del ránking ATP, también se quejó de las altas temperaturas, pues afirmó que el calor era “brutal”.
Esta situación afectó a otras disciplinas. De hecho, varios competidores se desmayaron en la pista durante el triatlón masculino.
Cabe recordar que, antes de que comenzara la competencia, los organizadores habían señalado que estas Olimpiadas serían particularmente calurosas.
Ahora, existe la preocupación entre los deportistas respecto a la manera en que las altas temperaturas podrían afectar su salud.