Hal Evans, un estudiante de la Universidad de Cambridge, construyó la primera réplica totalmente funcional de un ciclómetro, el dispositivo creado por matemáticos polacos en la década de 1930 y que permitió descifrar los códigos secretos enviados por los entonces jerarcas alemanes través de las máquinas Enigma.
El instrumento tiene las mismas dimensiones que una computadora portátil de gran tamaño, aunque es mucho más pesado: diez kilos, entre cables, interruptores y rodamientos, según informó el plantel británico.
El trabajo de Evans comenzó en 2018. El objetivo era investigar el ciclómetro del criptólogo polaco Marian Rejewski, uno de los precursores de la máquina Bombe, del matemático Alan Turing y que se utilizó para descifrar el código alemán durante la Segunda Guerra Mundial.
Según Evans, se trata del primer ciclómetro electromecánico basado en hardware que funciona completamente. Las máquinas originales fueron destruidas en 1939 para evitar que cayeran en manos de los invasores alemanes. Y, debido al costo y la complejidad mecánica, otros esfuerzos por crear una réplica se han basado en software.
Descifrando Enigma
El ciclómetro de Rejewski explotó el doble cifrado del código alemán Enigma y semiautomatizó el proceso para calcular lo que se conocía como «características» para cada posible posición inicial. Había más de 100,000 posiciones de arranque del rotor y cada una necesitaba una característica para ser calculada y catalogada en un sistema de tarjetas de índice. El ciclómetro eliminó la tarea de hacer el proceso manualmente.
Intentar esta hazaña utilizando una réplica Enigma, que los historiadores saben que estaba disponible para los criptógrafos polacos, habría tomado alrededor de 60 veces más que los nueve meses que tardó con la ayuda del ciclómetro.
La reproducción del ciclómetro original se basa en información histórica limitada sobre el diseño mecánico y físico de la máquina.