Estonia es una nación pequeña de Europa, que rara vez hace noticia. Sin embargo, es pionera en un hecho relevante: fue el primer país del mundo en permitir el voto electrónico.
Ocurrió el 4 de marzo de 2007, es decir, un día como hoy hace 14 años.
En aquella ocasión, uno de cada treinta estonios con derecho a sufragar, que equivale al 3 por ciento del electorado, votó a través de internet, de acuerdo con datos de la Comisión Electoral Central de Estonia.
Para hacerlo, los ciudadanos solo necesitaron de una computadora que estuviera dotada de un lector electrónico de datos que pudiera reconocer el documento de identidad, la firma electrónica y una contraseña.
Si bien antes de ser aprobado muchos expresaron su desconfianza hacia este sistema innovador, las autoridades encargadas se apoyaron en un dato relevante: 82 por ciento de los estonios tramitaba en aquella época la devolución de impuestos a través de internet, por lo mismo no había motivos para desconfiar de la nueva modalidad.
Derecho a recapacitar
Hoy día, Estonia es el único país del mundo que permite a su electorado votar por internet en todas las consultas, incluidas las del Parlamento Europeo.
La confianza también ha crecido y mucho: aquel pequeño 3 por ciento de la primera elección se convirtió en unos auspiciosos 44 puntos porcentuales, por lo menos en las elecciones generales de 2019.
Un artículo de la agencia AP muestra la respuesta positiva de las personas ante este sistema. “No concibo hacerlo de otro modo. Todo lo hago por internet, así no tengo que hacer colas ni llenar formularios”, señaló una joven llamada Linda Lainvoo.
Para votar de esta forma, los estonios tienen que descargar una aplicación e identificarse. Luego pueden acceder a las listas electorales en una especie de “cabina virtual” y elegir a su candidato.
Una de sus principales ventajas es que esta modalidad permite a los ciudadanos votar varias veces dentro de un plazo, y solo se toma en cuenta la última. Es una manera de evitar el voto forzado.
Desde el Consejo Electoral han señalado que, en un comienzo, los jóvenes con conocimientos en tecnología eran los que más utilizaban el voto electrónico.
Sin embargo, en las últimas elecciones este número se ha disparado tanto que hoy es difícil determinar quiénes son los que más lo hacen.
Sin duda, un práctico y cómodo sistema que podría aplicarse en otros países.