Irónicamente, la compañía italiana Hacking Team con un historial de suministro de tecnología de vigilancia a los gobiernos de todo el mundo, incluyendo algunos regímenes deplorables, ha sido víctima de piratas informáticos que robaron más 400 GB de documentos internos.
La firma ha sido denunciada frecuentemente por organizaciones de Defensa de la Privacidad, grupo de activistas de Protección de los Derechos Humanos y Periodistas Sin Fronteras, por la venta inescrupulosa de tecnología de espionaje a gobiernos u organizaciones gubernamentales que espían las actividades de sus ciudadanos.
De acuerdo a la página web de la compañía, su programa “Da Vinci” es utilizado para proporcionar a los usuarios no expertos la capacidad de activar cámaras de video, romper el código de cifrado de correos electrónicos, grabar conversaciones de Skype, ver lo que se escribe en el teclado remoto, y recoger contraseñas en dispositivos de destino, entre otras características. Dice además, que puede monitorear «Cientos de miles de personas» a la vez y es capaz de ser desplegado en dispositivos móviles Apple, Android y Blackberry.
Los ciberpiratas difundieron recientemente una lista de países que han trabajado o siguen trabajado con la compañía: entre ellos Egipto, Etiopía, Marruecos, Nigeria, Sudán, Chile, Colombia, Ecuador, Honduras, México, Panamá, Estados Unidos, Azerbaiyán, Kazajstán , Malasia, Mongolia, Singapur, Corea del Sur, Tailandia, Uzbekistán, Vietnam, Australia, Chipre, República Checa, Alemania, Hungría, Italia, Luxemburgo, Polonia, Rusia, España, Suiza, Bahrein, Omán, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos.
Hacking Team, siempre ha afirmado que sus prácticas son completamente «legítimas» y que nunca vende su programa «a los países que las organizaciones internacionales como la Unión Europea, la OTAN y los Estados Unidos mantienen en la lista negra.»
Sin embargo, el activista de seguridad digital Christoper Soghoian, informa que entre los documentos difundidos también se incluye uno donde revelan que Hacking Team dio argumentos evasivos durante una investigación por parte de la ONU sobre la venta de sus productos a Sudán. Esto incluyó la negación de cualquier contacto y la sugerencia de que en todo caso, sus productos no califican como armas y por lo tanto no están prohibidos para la venta.