Detrás de cada cono de helado, sundae y McFlurry hay una historia no muy amable, que enfrenta a McDonald’s con quienes salvaron su negocio más dulce. Los desencuentros terminaron con una demanda y la exigencia de compensaciones por $900 millones a la cadena de comida rápida.
Quienes recurrieron a los tribunales son Jeremy O’Sullivan y su pareja Melissa Nelson, quienes desarrollaron una fórmula que les devolvió la vida a miles de máquinas de helados de la marca Taylor, que se hallaban “crónicamente averiadas”.
Se trata de un dispositivo del tamaño de un teléfono llamado Kytch, que intercepta y envía por wifi las comunicaciones internas de la máquina, relató The New York Post. Por $18,000 dólares, la administración del local franquiciado se entera del problema técnico y logra solucionarlo.
Sin embargo, McDonald’s estableció en noviembre de 2020 que el aparato no solo violaba la garantía de las máquinas, sino que representaba un riesgo de “lesiones humanas graves”, por lo que ordenó su retiro. Y todo volvió a foja cero.
La trama dio un vuelco: los inventores de Kytch demandaron a la empresa Taylor, ante las sospechas de que el dispositivo hubiese sido copiado. “Este es un caso de espionaje corporativo y de las medidas extremas que un fabricante toma para ocultar y proteger un multimillonario tinglado de reparaciones”, se lee en el texto legal presentado en California.
El objetivo de la demanda es “allanar el camino a la acción legal contra McDonald’s”, contó el mismo medio. Basándose en documentos entregados por Taylor, O’Sullivan y Nelson aseveran que la cadena “encabezó la campaña para impedir que los propietarios de franquicias utilizaran el dispositivo”.
“Asustaron a nuestros clientes y arruinaron nuestro negocio. Fueron anticompetitivos […] Mintieron sobre un producto que dijeron que iba a salir al mercado. No era peligroso, como decían”, apuntaron a Wired.
En un comunicado de prensa, McDonald’s se defendió de las acusaciones y sentenció que “no tienen fundamento”. La empresa refrendó también su derecho a “mantener rigurosas normas de seguridad y trabajar con proveedores totalmente certificados”.