Vas a tener que elegir entre la discreción y justicia, si lo que quieres es demandar a Ashley Madison, la empresa cuyo modelo de negocio consiste en —digámoslo así— facilitar la infidelidad. Según un nuevo informe, vas a tener que usar tu nombre real si estás interesado en sumarte como demandante en la batalla legal contra la empresa.
El escandaloso caso judicial que se está llevando a cabo actualmente en Missouri, involucra una considerable base de datos de clientes potenciales, y un juez ha decidido que no se les permitirá a estos usar seudónimos. La única excepción a esta regla vendrá dada por ciertas «circunstancias extraordinarias», como delitos sexuales o participación de menores de edad en situación de riesgo, cosas ambas que explicaría una mayor discreción.
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La amenaza ‘velada’ de verse expuesto, sin embargo, puede no pesar más que la posibilidad de recibir un pago sustancial. Los demandantes alegan que la compañía no protegió adecuadamente su información privada, mucha de la cual quedó expuesta por acción de piratas informáticos el pasado año.
En cuanto al tema de la privacidad, el juez John Ross señaló que “la revelación de las identidades de los demandantes podría exponer información personal confidencial y financiera”. Además, el juez agregó que “hay un interés público imperativo en los procesos judiciales abiertos, sobre todo en el contexto de una acción de esta clase, cuando un demandante pretende representar a un grupo de consumidores que tienen un interés de tipo personal en el caso”.
Actualmente, los demandantes (que todavía no tienen que usar sus nombres reales) tienen hasta el 3 de junio para presentar una queja oficial colectiva. Pero para proceder con ésta, van a tener que revelar sus verdaderas identidades.
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De acuerdo con un informe de Ars Technica, hay otra cuestión que el juez Ross tendrá que decidir antes del verano, y es si debe o no permitir las conversaciones secretas mantenidas entre los ejecutivos de Ashley Madison y sus abogados como pruebas en el juicio.
Y es que, al parecer, algunos de estos mensajes revelarían que la compañía estableció perfiles femeninos ficticios, esto con el fin de atraer a más miembros masculinos a su ya extensa base de datos de 39 millones. Mientras que Ashley Madison sostiene que esta información está protegida por el privilegio abogado-cliente, el otro lado argumenta que estos intercambios se hicieron «con la intención de cometer o encubrir un delito o fraude«.