Esto significa, por ejemplo, que usuarios podrán cargar el MacBook mediante una batería externa de otro fabricante o conectar el MacBook a otro ordenador que no sea de Apple. También los accesorios de vídeo de terceros funcionarán con el puerto del nuevo MacBook, lo que significa que no habrá problemas con las pantallas fabricadas por terceros o con los adaptadores de otras compañías.
Esta semana Apple anunció que el adaptador para expandir el único puerto del nuevo MacBook costará $79 dólares. La buena noticia es que como USB-C es un estándar abierto, consumidores podrán comprar adaptadores más baratas de otras empresas. Esto permitirá que el mercado de baterías para el MacBook crezca y podría parecerse al mercado de baterías actual que existe para el iPad y el iPhone.
Lamentablemente, esto también indica el fin de MagSafe, el conector de alimentación de Apple que permanece acoplado magnéticamente. Sin embargo, el USB-C ofrece nuevas posibilidades que antes no se permitían en los portátiles de Apple.