¿Lo recuerdas? Ya casi se nos ha olvidado pero en su momento, Microsoft estuvo en una posición privilegiada para haber logrado colocar su ‘android’ particular en el mercado y ser la alternativa natural a la revolución que supuso el iPhone. Pudo ser pero no fue y hoy es el día en el que el propio Bill Gates ha desmotado que no se rasga las vestiduras al reconocer el gran error cometido, uno apocalíptico del que la compañía no se podrá recuperar jamás.
El bombazo lo soltó en una entrevista concedida a Village Global, en la cual manifestó un lamento que muchos ya barruntaban pero que no había sido confirmado nunca (y menos, con tanta contundencia):
“Nuestro gran error fue no lograr que Microsoft fuera lo que hoy es Android, como plataforma alternativa a Apple. Era la jugada natural de Microsoft, un paso ganador”, se lamenta, y le pone una desgarradora cifra: $400 billones de dólares. Gates contempla desde la distancia la magnitud del desastre, asumiendo su responsabilidad, pero… ¿qué pasó exactamente para que los de Redmond perdieran ese tren?
El gran error de Ballmer
Debemos viajar en el tiempo y desplazarnos a pocas semanas posteriores a la presentación mundial del iPhone. Por aquel entonces, Apple anunciaba un teléfono sin teclado (todo pantalla) y un sistema operativo completamente táctil y basado en gestos, donde se decía adiós a los botones. En aquella época la batalla se libraba fundamentalmente en el sector empresarial, donde BlackBerry, Microsoft, Palm y Nokia, fundamentalmente, se repartían una tostada que en ese momento no estaba muy disputada.
Fue por aquel entonces cuando Steve Jobs, que seguía siendo visto como el ‘enfant terrible’ de Silicon Valley, anunció este revolucionario dispositivo y fue contemplado con una condescendencia que resultaría fatal para sus rivales. Ed Colligan, CEO de Palm, se refirió a Apple como “los chicos del PC” afirmando que no “podrían entrar en el mercado” de los móviles así como así. Jim Basille, co-CEO de RIM, desdeñó también el producto con un fatídico “we’ll be fine” («estaremos bien»). Por último, Ballmer se regodeó en su displicencia en lo que parecía una ridiculización del iPhone que fue, muy a su pesar, inmortalizada en vídeo.
La oportunidad perdida
En plena mitad de 2019 las declaraciones de Ballmer nos pueden parecer temerarias, y lo fueron, y parece que es precisamente de esto de lo que se lamenta Bill Gates. El otrora CEO de Microsoft puede hacer (y las hace) afirmaciones muy desafortunadas, pero el verdadero problema que puede apreciarse en la secuencia se encuentra en la comunicación no verbal: Ballmer parece contener la risa ante un producto que le parece ridículo e incluso, en un gesto de condescendencia dice un “el tiempo dirá” que resultó premonitorio.
¿Por qué se ridiculizó de esa manera al iPhone? Conviene recordar que por aquel entonces tanto Steve Jobs como Apple no eran vistos como un proyecto tan amenazante para sus competidores como lo es ahora, y eso pese a que el iPod ya había transformado la música para siempre. Microsoft perdió esos meses una oportunidad de oro para convertirse en esa gran alternativa que ahora reclama Bill Gates, y lo hubiera hecho francamente bien. Aunque tarde, Windows Phone resultó ser una plataforma excelente para quienes tuvimos la oportunidad de usarla durante un tiempo suficiente.
Llegó tarde, demasiado tarde, y fue en una reunión de urgencia en 2008 cuando la compañía decidió virar por completo el timón en el segmento de la telefonía. No dio tiempo, ya. Sus móviles seguían anclados al stylus y el teclado y pese a los esfuerzos por reconvertir la plataforma, tanto el iPhone como Android llevaban ya un tiempo irrecuperable de ventaja. Solo quedaba lamentarse y es lo que ha hecho ahora abiertamente Bill Gates ante la derrota infligida por su eterno y respetadísimo rival.
¿Hubiera sido mejor el resultado de Windows Phone que el cosechado por Android hasta la fecha? Es difícil saberlo puesto que Apple juega con una sola baraja y está en su poder: la de los beneficios en la venta de aplicaciones y servicios. Poco importa que Android o cualquier otro rival tenga una mayor masa de usuarios, cuando el grueso del dinero se mueve en el ecosistema de los de Cupertino. Pero sí, qué pena, Bill…