El primer trimestre 2020 para la economía es desastroso y más se acentúa en el rubro de la tecnología, donde el coronavirus ha desatado una brusca caída en las ventas minoristas de distintos productos.
Dentro de esta industria tech, sin duda quienes han tenido que pagar los platos rotos han sido los fabricantes de teléfonos celulares, que según un análisis de la consultora de mercado Strategy Analytics , las ventas interanuales de usuarios finales de teléfonos inteligentes se desplomaron un 39% el mes de febrero, mientras que los envíos disminuyeron un 38% interanual.
Una cifra que seguramente subirá sobre el 40% en marzo, sobre todo tomando en cuenta que mercados como Europa, Estados Unidos y Latinoamérica se sumaron a esta desaceleración producto del COVID-19.
Dentro de las principales causas para esta disminución, la consultora comenta que se debe a que se interrumpió la cadena de suministro y se redujo significativamente la demanda de los consumidores.
Lo que dice este informe es lapidario y deja eso sí en primer lugar a Samsung:
«El mercado mundial de teléfonos inteligentes registró una fuerte caída este mes debido al impacto del brote y la propagación de COVID en China y más países. Samsung encabezó la lista de envíos y ventas este mes, seguido de Apple, Xiaomi, Huawei, OPPO y vivo por volumen de envío y ventas. Este informe realiza un seguimiento de los envíos mensuales globales de teléfonos inteligentes (ventas en), las ventas (venta directa) y los volúmenes / relación de inventario de 31 de los proveedores más grandes del mundo desde enero de 2016 hasta febrero de 2020», sostiene.
Uno de los datos más determinantes es la caída de Huawei. Según Strategy Analytics, «Xiaomi superó a Huawei en ventas y envíos generales durante esta crisis. Sospechamos que se debe en parte al hecho de que Xiaomi lanzó su último buque insignia en febrero: el Xiaomi Mi 10».
De todas maneras, las cifras no parecen auspiciosas para el segundo trimestre, considerando que el comercio ha comenzado recién a restringirse fuera de Asia.
El punto a favor es que posiblemente en China las fábricas puedan abrir en los próximos meses y así reanudar en algo la cadena de producción.