Ser presidente es un gran honor que requiere de numerosos sacrificios. Para el presidente electo, Donald Trump, uno de los primeros sacrificios que tuvo que hacer hoy, antes de la ceremonia de posesión, fue entregar su celular personal al servicio secreto por uno más seguro.
La Casa Blanca tiene ciertos protocolos de seguridad que los presidentes deben cumplir. Un celular con buena encripción y seguridad es crucial para la seguridad de toda la nación.
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Según reportes, Trump utilizaba un dispositivo Android (aparentemente un Samsung Galaxy), que fue cambiado por uno que le entregó el servicio secreto. No se sabe qué dispositivo es y el número telefónico lo tienen pocas personas.
Lo más probable es que el dispotivo que fue entregado al nuevo Presidente sea similar al que utilizó el Presidente Obama durante los últimos años.
Obama bromeó que su celular era parecido a los que son fabricados para niños: sin cámara, sin opciones para escucha música, y sin habilidad para enviar mensajes de texto. Es un teléfono puro: solo hace llamadas.
Hace ocho años, cuando Barack Obama asumió las riendas de la presidencia del país, su celular personal era un Blackberry que fue remplazado por otro Blackberry, con altas medidas de seguridad.
No se sabe cómo hará Trump para enviar tuits a partir de hoy, después de haber afirmado que no dejará de utilizar su cuenta en Twitter para comunicarse con el público por las redes sociales. Dudamos que dicho celular permita tuitear.
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Si no se le diera un celular con altas medidas de seguridad al presidente, estaría en riesgo de ser interceptado por otros gobiernos e incluso sus llamadas podrían ser escuchadas.
Otro aparato que tuvo que dejar de utilizar el nuevo presidente ha sido su avión propio, el Trump 757. El Air Force One está mejor equipado con respecto a la seguridad que requiere un presidente.