Hubo un tiempo en el que los teléfonos se rompían al caer en el retrete por accidente, pero ahora algunos son capaces de sobrevivir un mes en el fondo de un lago helado.
Esta es la historia del iPhone 11 Pro de Angie Carrie, una canadiense que celebraba su cumpleaños pescando en el lago Waskesiu de Saskatchewan, cuerpo de agua en el que por accidente quedó sumergido el teléfono. Al pescar una carpa, el móvil que se encontraba en la pierna de la mujer resbaló estrepitosamente hacia el agua.
Carrie no contempló la opción de comprar un iPhone nuevo y decidió buscarlo junto a su familia. Para ello utilizaron una cámara y un imán amarrado a una cuerda. Tras un mes sin desistir en la búsqueda del dispositivo, este apareció y, contra todo pronóstico, funcionaba a la perfección. Recordemos que los iPhone 11 Pro tienen certificación IP68, que les otorga resistencia al agua de dos metros y por un tiempo máximo de 30 minutos, por lo que este acontecimiento es algo insólito.
Ten en cuenta que, aunque se han dado casos en los que algunos dispositivos pueden sobrevivir a situaciones extremas, los fabricantes desaconsejan por completo que se someta a los teléfonos a este tipo de escenarios, en especial a inmersiones profundas. Y es que cuanto más tiempo pasa un dispositivo bajo el agua, disminuye la posibilidad de que los sellos impermeables que tiene hagan su trabajo correctamente.
Son raros los casos como el de esta mujer; en general, lo que sucede es que si el teléfono consigue resistir el tiempo suficiente para que la batería se agote, puede sobrevivir si no hay energía que circule por él y produzca un cortocircuito que dañe los componentes internos.