Recientemente, se llevó a cabo una de las audiencias, donde nueve jueces de la Corte Suprema de Estados Unidos escucharon con detenimiento todas las quejas sobre el posible monopolio de mercado que tiene Apple Inc con las aplicaciones para iPhone.
Vale la pena acotar que esta apelación duró aproximadamente una hora y se centró en revivir la demanda de la redacción en 2011 por un grupo de usuarios de iPhone que buscaban compensaciones monetarias.
Según la querella, Apple violó leyes federales antimonopolio a las aplicaciones que se vendieron a través de la App Store de la compañía para quedarse con una comisión de 30% de las compras.
Los usuarios de iPhones, incluyendo al principal demandante Robert Pepper, de Chicago, han argumentado que el monopolio de Apple ofrece sus aplicaciones a precios inflados, si lo comparamos con el precio de las aplicaciones de otros fabricantes.
Aunque los proveedores fijan los precios de sus aplicaciones, Apple recoge los pagos de usuarios de iPhones y queda con una comisión del 30% por cada compra.
Un área en disputa es si los servicios se recuperan. Recordemos que, según Apple, los desarrolladores ganaron más de $26.000 millones de dólares en 2017, un incremento del 30% respecto a 2016.
Vale la pena destacar que, los demandantes fueron respaldados por 30 fiscales generales, incluyendo los de Texas, California y Nueva York.
El origen de la problemática se encuentra en el 30% que carga a los desarrolladores por utilizar su plataforma en la venta de aplicaciones, y también en la imposibilidad de instalar aplicaciones de otra manera en los dispositivos si no es mediante la App Store. Estas limitaciones habrían provocado un incremento de precios de las apps, según sugieren algunas voces, y este aumento se habría propiciado desde Apple para generar más ingresos.
El gigante californiano, por su parte, se defiende argumentando que la demanda no tiene razón de ser ya que no vulneran las leyes antimonopolio del país. La clave de la argumentación de Apple cuenta con su jurisprudencia correspondiente en un caso que tuvo lugar en 1977 entre el estado de Illinois y la firma Illinois Brick Co., en el que se concluyó que no se puede demandar por prácticas monopolísticas si no compras directamente al demandado. Y claro, Apple no vende directamente, son los desarrolladores a través de su plataforma.
Los demandantes, por su lado, argumentan que Apple ha monopolizado la distribución de aplicaciones (no las apps en sí) y explican que los propietarios de un dispositivo Android puede comprar en Google Play pero también en otras ‘plataformas como Amazon’.
El Supremo ha estado escuchando a ambas partes desde el pasado octubre y lo seguirá haciendo por los próximos nueve meses, según Bloomberg, así que nos queda todavía un largo recorrido antes de conocer el final de la historia.
*Actualizado por María Teresa Lopes el 26 de noviembre de 2018.