Un grupo de ingenieros del Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad de John Hopkins ha creado un prototipo de vehículo sumergible, el cual puede permanecer bajo el agua, y después despegar y volar como lo haría cualquier otro drone.
Hablamos de CRACUNS (Corrosion Resistant Aerial Covert Unmanned Nautical System, por sus siglas en inglés), un vehículo no tripulado que puede operar tanto en el aire como bajo el agua.
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«Los ingenieros han trabajado durante mucho tiempo desarrollando un sistema que pueda ser utilizado por la Armada de los Estados Unidos”, dijo Jason Stipes, director del proyecto. «En respuesta a los retos de los patrocinadores, nos hemos inspirado para desarrollar un vehículo que pueda realizar distintas misiones, tanto bajo el agua como en el aire».
Para hacerlo posible, los ingenieros debieron superar dos grandes retos. En primer lugar, se fabricó mediante una impresora 3D un fuselaje ligero, sumergible, de un compuesto plástico capaz de soportar la presión del agua mientras esté sumergido.
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El segundo reto importante era asegurar que CRACUNS podía funcionar eficazmente en un entorno de agua salada y corrosiva. Para ello, el equipo debió sellar los motores externos con recubrimientos de pintura especial. Dos meses más tarde, las pruebas demostraron que los motores no mostraban signos de daños, y continuaban operando con normalidad.
«CRACUNS demostró con éxito una nueva forma de pensar la fabricación y uso de sistemas no tripulados», dijo Richard Hook, ingeniero mecánico aeroespacial y responsable de las nuevas técnicas de fabricación.
Aunque el comunicado de prensa no habla de manera explícita sobre los posibles usos de CRACUNS, la combinación en un sólo vehículo no tripulado de acciones tanto aéreas como submarinas lo convierten en un candidato ideal para usos militares y de vigilancia.