A alguien quizá le podría extrañar, pero lo cierto es que la Real Academia de la Lengua Española posee una definición de lo que es un Cíborg. Dice: “Ser formado por materia viva y dispositivos electrónicos”.
Por vivir en la época en la cual vivimos, todos podemos más o menos entender esta definición. De alguna manera, crecimos con películas como Robocop y Terminator. Y si bien la RAE no lo expresa, en nuestra mente tendemos a considerar inmediatamente aquello, o sea, un Cíborg, como algo que forma parte la llamada ‘ciencia ficción’.
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Más o menos, hasta ahora.
Hemos sabido hace muy poco que la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa (DARPA, por sus siglas en inglés) está desarrollando nada menos que un tipo de implante que permitiría al cerebro humano conectarse directamente con computadoras.
Sí. Hemos dicho ‘implante’. Hemos dicho también ‘conectar directamente cerebro y computadoras’. Y claro, aunque no lo hemos dicho directamente, hablamos aquí de un proyecto de Defensa, es decir, del mundo militar. En este caso, del Ejército de los Estados Unidos.
Parece, otra vez, el guión de una película vista muchas veces. Pero esta vez no es Hollywood quién está detrás.
Todo es parte de un programa de ingeniería neuronal en el cual el ejército americano ha proyectado gastar más de 60 millones de dólares. ¿El objetivo? “Abrir un canal [comunicativo y directo] entre el cerebro humano y la electrónica moderna”, ha dicho a CNN Phillip Alvelda, Director de DARPA.
En rigor, se trataría de un dispositivo pequeño, equivalente a no más de dos monedas de 5 centavos apiladas, y que serían las encargadas de convertir los impulsos neuronales en señales electrónicas, creando así una especie de ‘ancho de banda’ que transferiría datos entre el cerebro y el mundo digital.
Y aunque han insistido mucho en que el principal campo beneficiado por este avance sería el médico -ayudando a personas que hayan perdido facultades auditivas o visuales- es imposible no pensar en aplicaciones militares.
Y claro: inmediatamente nuestra imaginación nos lleva otra vez a Robocop, o Blade Runner. Pero la realidad, en general, viaja un poco más lento, y sería la robótica vestible el primer campo beneficiado, ya que estos implantes permitirían el control -por vía neuronal- de determinados dispositivos robóticos que llevaríamos como vestimenta.
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Hasta ahora el diseño de muchos de estos trajes tenían funciones más ligadas a la ayuda médica que a la lucha propiamente tal. Pero claro: es cosa de comenzar a diseñar trajes o exoesqueletos de combate, y se le da un nuevo norte a estos otros avances.
El proyecto, evidentemente, está en ciernes, y tiene en su contra no pocas críticas. DARPA reconoce que aún falta avanzar mucho en neurociencia, biología sintética, electrónica, fotónica y fabricación de dispositivos médicos… Y todo antes de poder siquiera utilizar un dispositivo semejante.
Y ni hablar todavía de una metralleta implantada en tu brazo y que apunta y dispara directamente al blanco que tu ojo elija simplemente con mirar. No. Eso todavía es pura ciencia ficción.
De Momento.