Audi y su matriz, Volkswagen, han renunciado al diésel en Estados Unidos. Pero en Europa, el panorama es bien distinto. Así lo demuestra la Audi SQ8 TDI, una versión de alto rendimiento de la SUV Q8, que demuestra que un motor diésel no es sinónimo de un vehículo lento.
El modelo posee un V8 turbocargado de 4.0 litros, que genera 429 caballos de fuerza y 664 lb/ft (900 Nm) de torque. La potencia se canaliza a las cuatro ruedas a través de una transmisión automática de ocho velocidades tiptronic (así, tal cual, con minúscula inicial).
La casa de los cuatro anillos también incorporó un sistema híbrido suave de 48 voltios para mejorar la eficiencia en el consumo de combustible. Permite que la familiar se deslice con el motor apagado en ciertas situaciones y un sistema “start/stop” más ágil.
La SQ8 TDI pasa de cero a 62 mph (100 kph) en 4.8 segundos, lo cual es 1.1 segundo más rápido que una Q8 gasolinera. A pesar de su potencia extra y su ADN deportivo, su velocímetro está limitado electrónicamente para un tope de 155 mph (250 kph), al igual que las unidades estándar.
El vehículo equipa una suspensión neumática activa de serie, que puede alterar la altura en hasta 3.5 pulgadas (casi nueve centímetros), mientras que el sistema de tracción total Quattro entrega 40 por ciento de la potencia al eje delantero y la restante al posterior como estándar.
En el Reino Unido, Audi también ofrecerá una variante Vorsprung, con mejoras adicionales en el chasis. Un diferencial “deportivo” modula la distribución del par entre las ruedas traseras, lo que debería traducirse en un manejo mucho más confortable.
La versión específica también ofrece dirección en todas las ruedas, con lo que las traseras giran en la dirección opuesta a las delanteras a bajas velocidades para mejorar la maniobrabilidad, y pone a la par a las cuatro cuando va más ligero, para así conseguir mayor estabilidad.
Finalmente, un sistema activo de estabilización de balanceo usa motores eléctricos para gestionar las barras estabilizadoras. Similar a la utilizada por Bentley, la fórmula está diseñada para contrarrestar el balanceo de la carrocería que se produce en las curvas, pero sin comprometer la calidad de marcha.
Al igual que con otros modelos de la gama S de Audi, las diferencias de diseño entre la SQ8 TDI y la Q8 son bastante sutiles. Una rejilla de color plateado es el principal cambio exterior, mientras que el interior incluye tapicería y adornos negros, con la opción de algunas piezas de fibra de carbono. Al igual que la unidad convencional, cuenta con el sofisticado sistema de infoentretenimiento MMI, con dos pantallas táctiles y un grupo de instrumentos digitales.
El escándalo de manipulación de emisiones en el que estuvo envuelto el Grupo Volkswagen echó por tierra cualquier posibilidad de que la Audi SQ8 TDI llegue a Estados Unidos. Sin embargo, hay rumores de que podría llegar una edición a gasolina. También se especula que la firma está trabajando en una aún más deportiva Q8 RS. El ejemplar sería competencia para marcas y modelos del mismo conglomerado, como Bentley Bentayga, Lamborghini Urus y Porsche Cayenne.