Una reflexión profunda y un emotivo discurso, en el que habló de sus propias experiencias en Apple, pronunció el CEO de la compañía, Tim Cook, ante los graduados de la Universidad de Ohio.
En su alocución, aprovechó de hablar de cómo Estados Unidos y el mundo ya se levantaron de la gripe española en su momento, pero lo más significativo fue evocar el recuerdo de su mentor, Steve Jobs.
Cook puso como ejemplo lo difícil que fue reponerse a su pérdida, pero cómo eso le abrió, por otro lado, una insospechada opción de manejar una de las empresas más importantes del globo.
«Cuando me uní a Apple en 1998, no podía creer mi suerte. Iba a pasar el resto de mi vida profesional trabajando para Steve Jobs. Pero el destino llega como un ladrón en la noche. La soledad que sentí cuando perdimos a Steve fue una prueba de que no hay nada más eterno o más poderoso que el impacto que tenemos en los demás. Quienes podemos recordar ese momento, sus inconvenientes e incluso el aburrimiento podemos considerarnos afortunados. Muchos más sabrán las dificultades reales y el miedo. Otros aún serán cortados hasta el hueso. Y mientras buscamos consuelo en nuestros seres queridos y amigos, piensen detenidamente en aquellos cuyo impacto en su vida es más distante, pero no menos significativo», reflexionó.
Las palabras de Cook fueron directo al mentón: pedían a los graduados fijarse en sus privilegios y cómo podrán ayudar en el futuro a los menos afortunados.
«Sobre todo, piensen en cómo ustedes, bendecidos con una educación de clase mundial, podrían actuar, trabajar y ser diferente cuando todo esto se dice y se hace. Atesoren en su corazón la forma en que estos tiempos revelan lo que realmente importa: la salud y el bienestar de nuestros seres queridos, la capacidad de recuperación de nuestras comunidades y los sacrificios realizados por aquellos, desde médicos hasta recolectores de basura, que se entregan por completo a sirviendo a otros», sostuvo.
Para finalizar, Cook entregó el siguiente mensaje a los graduados de Ohio: «Construyan un futuro mejor que el se creían seguros. Y, en un momento de miedo, los llamo una vez más a la esperanza. Enhorabuena a todos. Sean geniales, sean buenos. Muchas gracias».