Apple se ha hecho famosa por su genio para adoptar tecnologías de éxito probado y acoplarlas de forma que resuelvan alguna necesidad. Quizá el ejemplo perfecto es el iPod. Los discman llevaban años en el mercado y había varios reproductores de MP3 para cuando el iPod llegó a las tiendas. ¿Su diferencia? Una batería prácticamente inagotable, un diseño a lo Apple y una interfaz que permitía llegar a la canción deseada con unos cuantos toques. Bueno, pues si el iPod es una de las historias de éxito de Apple, el PowerCD es la de uno de sus grandes fracasos.
Eran inicios de los 90. Steve Jobs había dejado en 1985 la compañía que había fundado, así que era tiempo de liderear Apple sin su genio. John Sculley, traído de PepsiCo por el mismo Jobs para dirigir Apple —y quien acabó relegando a Jobs en 1985— quería que Apple se abriera a consumidores más allá del mercado de las computadoras. Esa iniciativa se llamó Mac Like Things y uno de sus productos fue el PowerCD.
Sin el genio de Steve Jobs
El PowerCD salió a la venta en 1993. Si a simple vista da la impresión de que es un reproductor de discos compactos es porque eso era, pero leía no solo formatos de audio, sino también de imagen, video y datos. La idea era que funcionase como un reproductor de discos compactos para la sala, como un Homepod, pero también como un reproductor multimedia para ver fotografías o videos en la TV que habían sido cargados previamente a un disco al conectar el PowerCD a un Mac. Algo así como un AirPlay adelantado a su tiempo, exactamente lo que hacemos ahora con un iPhone o un celular Android.
El problema era que muchas Mac de la época ya tenían reproductores de CD y que había un sinfín de reproductores de discos compactos. Vaya, el mismo PowerCD era un reproductor Philips CDF-100 con el logotipo de Apple y no mucho más. Claro, Apple vendía un par de bocinas de diseño minimalista que hacían el juego de hacerlo lucir como un producto de alta gama. Encima, la idea de conectarlo a una televisión para ver una fotografía o un video no era precisamente emocionante, y era algo que ya podía realizarse con prácticamente cualquier videocámara casera. El precio de $499 dólares tampoco ayudó y el PowerCD fue descontinuado años después sin alcanzar el estatus icónico del que gozan varios productos de Apple.
Pese a su fracaso, el PowerCD goza de cierta popularidad entre los fanáticos de Apple. En algunas subastas puede llegar a alcanzar hasta los $4,000 dólares. No obstante, con algo de suerte y los ojos bien abiertos podrías hacerte de uno por módicos $5 dólares, el precio que pagó un sujeto que contó en Reddit cómo hallo uno de los fracasos de la Apple sin Steve Jobs.