El martes 5 de octubre se cumplieron 10 años de la muerte de Steve Jobs, el genio de la tecnología reconocido por haber fundado Apple. Por un lado, su legado se mantiene en la compañía con el mandato de Tim Cook, quien fue propuesto por el mismo Steve Jobs a la junta directiva de Apple para que fuera su sucesor.
Cook ha logrado que la marca siga generando interés en la gente para que cada año compre el último de sus dispositivos. Pero en la parte financiera también ha generado mejoras: las acciones que se vendían a casi $14 dólares en 2011, hoy están valoradas en $142,65. Es decir, aumentaron 10 veces su precio.
Sin embargo, en el otro lado de la moneda está el tema familiar y la fortuna de Jobs, la cual fue heredada a su esposa Laurene Powell Jobs. El monto por las acciones de Apple y Disney fue de $10,200 millones de dólares en 2011, pero según Forbes, hoy esa cifra equivale $20,900 millones de dólares. Si bien se ha duplicado, de igual manera ha crecido cinco veces menos que la compañía. Entonces, ¿qué pasó con la fortuna?
Este movimiento de la herencia de Jobs se debe principalmente a que Laurene Powell Jobs, de 57 años, no ha estado interesada en hacer crecer sus números. Es que no tiene necesidad de hacerlo, está entre las 100 personas más ricas del mundo con el puesto 95 (perdió 60 lugares respecto al año anterior).
Además, al parecer Laurene ha estado feliz al potenciar su lado filántropo (ha destinado parte de su dinero a causas sociales). Por medio de la organización Emerson Collective, que fundó en 2004, ha ayudado en temas relacionados a la lucha contra el cáncer, el medio ambiente, los medios de comunicación y las políticas migratorias.
Laurene es partidaria desde hace mucho tiempo de los Dreamers, nombre que han recibido las personas que llegaron a Estados Unidos a una corta edad. Es por eso que en 2017 compró anuncios de televisión oponiéndose a Trump y su decisión de finalizar un programa que le entregaba protección temporal contra la deportación.
Por otro lado, en 2019 Laurene dijo que los ataques de Trump hacia los medios de comunicación fueron “sacados directamente del libro de jugadas de un dictador” y luego dio un discurso en el que defendió el periodismo independiente.
Finalmente, hace algunos días anunció que invertirá $3,500 millones de dólares durante los próximos 10 años para abordar la crisis climática. El dinero irá a la Fundación Waverley Street, una organización que Steve Jobs creó en 2016. La idea es generar “iniciativas e ideas para ayudar a las comunidades marginadas más afectadas por el cambio climático”, aportando para “la vivienda, el transporte, la seguridad alimentaria y la salud” de ellas.
Laurene está en una posición privilegiada, pero es consciente de ello. De hecho, para ella es injusto que existe gente con tanta fortuna mientras que el resto lucha por sobrevivir en una sociedad desigual. “No es correcto que las personas acumulen una enorme cantidad de riqueza equivalente a los millones y millones de otras personas combinadas. No hay nada justo en eso”, dijo a The New York Times en 2020.
La filántropa agregó: “Heredé mi riqueza de mi esposo, a quien no le importaba acumularla. Hago esto en honor a su trabajo y he dedicado mi vida a hacer lo mejor que puedo para distribuirlo de manera efectiva, ayudando a las personas y las comunidades de manera sostenible”.
Sus convicciones la han llevado a no interesarse en aumentar su fortuna y ha decidido en darle uso a su dinero intentando mejorar el mundo. Es más, en la misma entrevista con The New York Times Laurene dijo que no está interesada en pasarle la herencia a sus hijos: “No me interesa construir sobre el legado de una herencia y mis hijos lo saben. Steve no estaba interesado en eso. Si vivo lo suficiente, se termina conmigo”.
Steve Jobs tuvo cuatro hijos. Tres con Laurene Powell Jobs y una hija con Chrisann Brennan. Esta última, Lisa Brennan-Jobs (43), a pesar de no haber sido reconocida en un comienzo y de que no tuvo una buena relación con su padre, al final este la incluyó en su herencia.
Como sea, al parecer a los hijos de Steve Jobs no necesitan la inmensa fortuna que dejó, ya que cada uno le ha ido bien en los caminos que tomaron. Lisa estudió en Harvard y es escritora. Reed Paul (30), que usa el apellido de su madre, estudió Oncología en Stanford. Erin Siena (25) estudió arquitectura y diseño, y Eve Jobs (23) estudia Ciencia, tecnología y sociedad en Stanford, además, es jinete y modelo.
Por su lado, todo indica que Laurene Powell Jobs seguirá cumpliendo su palabra: dedicarse a la filantropía hasta su muerte.