A estas alturas de la vida uno ya se ha aburrido del eterno debate y de responder a la pregunta “¿puede el iPad sustituir a una computadora?”, se trata, a mi modo de ver, de un debate estéril. No hay un listón que establezca la barrera entre la productividad que ofrece una computadora y una tableta; como es natural, dependerá del rendimiento que cada uno pueda obtener de cada equipo. Así las cosas y tras muchas vacilaciones y horas de estudio, decidí arriesgar y compré, en un par de clics, un iPad Pro acompañado, cómo no, del Apple Pencil. El plan pasaba por comprar, ya puestos a dilapidar los ahorros, el Smart Keyboard, un accesorio, a mi juicio, fundamental para mi trabajo; sin embargo y para mi sorpresa, el stock de esta funda-teclado estaba agotado en todas partes.
Ya se sabe, llegados a este punto y habiendo ‘fundido’ la VISA, lo queremos todo ya. Visité a diario la tienda on-line de Apple en España junto con el stock existentes en sus diferentes tiendas pero no tuve éxito, así que lo reservé en su web resignado a esperar no menos de un mes. Para mi sorpresa, al cabo de tres días recibí la notificación del envío; ya había leído en alguna ocasión que Apple lograba acortar los plazos de producción en ocasiones y había tenido suerte. Y por fin tuve todo en mi poder. Han pasado varias semanas ya y en ningún momento he sentido ni un ápice de arrepentimiento ¿Por qué? Porque he logrado rentabilizar mi inversión aplicando este flujo de trabajo.
Lo primero, el papel en blanco
“No hay nada más difícil que romper el vacío de una página en blanco”, la frase es de Neil Gaiman en una reciente entrevista concedida a Tim Ferris, y me marcó. Si lo pensamos bien, todo parte de cero, de un vacío que se nos hace insoportable. El cero no es nada, es ausencia, y realmente, lo más difícil es romper ese vacío. Los que, de alguna manera, creamos, sabemos que este es el salto más difícil y que enfrentarse a al cursor parpadeante de la pantalla de la computadora es un trago complicado. Y es aquí donde entra en juego el iPad y el Pencil: la tableta se presenta como un punto de arranque perfecto puesto que desde el momento en el que se escribe a mano el concepto principal en la app de notas, todo fluye naturalmente.
Personalmente, he encontrado la clave de la productividad aplicando los principios de los mapas mentales: ir anotando ideas para luego, en un paso posterior, encadenar y jerarquizar su relación, pero ahora profundizaremos en esto. La clave reside en que el iPad cuenta con un argumento ganador frente a la computadora: permite estimular la parte «gráfica» de nuestro cerebro, y es que un bosquejo de lo que sea siempre da paso a ideas más creativas.
Lo segundo, escribe lo primero que se te pase por la cabeza
Brainstorming. Nunca he sido amigo de los anglicismos pero en este caso me voy a permitir esta excepción: vaciar la cabeza de ideas y plasmarlas en un papel (perdón, pantalla) es la mejor manera de evolucionar en un proyecto y hacerlo a pasos agigantados. Da igual el contenido: puede tratarse de un plan de lanzamiento de un producto o también de unas vacaciones; plasmar las ideas de forma desordenada es el origen de todo. En mi caso empleo Notability, una versátil app de notas para el iPad que permite combinar contenido trazado con escrito (e incluso audios), aunque también puede servir la app de notas nativa de iOS.
¿Cómo lo hago? Parto del boceto o concepto inicial plasmado en el punto anterior y desde él voy escribiendo a mano alzada las diferentes aportaciones al mismo sin un orden (esta es la clave). Si estamos planificando unas vacaciones, lo que escribas alrededor pueden ser los diferentes planes, billetes de avión, lugares a fotografiar… El plan, en este caso, es asegurarse, sin presiones, de que no nos hemos dejado nada fuera con la tranquilidad de saber que se trata de un boceto que luego podremos descartar o no considera muy en serio.
Tercero, ordenar-escribir-organizar
Si esto fuera una primera cita con nuestra potencial pareja, en el primer paso hemos roto el silencio que aísla; en el segundo hemos presentado de forma descarnada nuestras virtudes y defectos y nuestros planes vitales, y ahora toca dar forma a todo esto en un plan con el que perseguiremos un objetivo. Dejando detrás el símil, ahora nos toca poner un poco de orden en el documento: visualizando todo ¿qué es lo más importante y por dónde deberíamos comenzar? Una aplicación como Evernote (Bear también puede servir), comenzamos a crear epígrafes bajo los cuales desarrollaremos los conceptos.
Si sirve de referencia, este mismo artículo ha sido redactado siguiendo este método y ha empezado con una ‘hoja’ en blanco en el iPad. Tras los epígrafes bajo los cuales incluiremos las notas del punto dos de forma jerárquica, tocará la parte de desarrollo, que ya no nos costará tanto ¿Por qué? Hemos logrado torcer un gran proyecto en pequeñas porciones que iremos completando poco a poco. ¿Cómo concluir todo en un documento? Para quienes escriban, es muy recomendable emplear una app dedicada a la redacción de textos como Ulysses y aprovechar el Split View del iPad: a la derecha la fuente de información, a la izquierda, el editor de texto.
De esta manera, el iPad ha logrado convertirse en una herramienta determinante a la hora de generar contenido puesto que contribuye a derribar una serie de barreras psicológicas que nos pueden bloquear, y su formato es tan cómodo que hacen que resulte irresistible no llevarlo siempre encima. En mi caso, inversión totalmente amortizada, y falta por llegar lo mejor: iPadOS.