La primera gran sorpresa que tuve con la MacBook Air con el chip M1, después haberla adquirido hace ya algunos meses, es lo “silenciosa” que es, sin importar la tarea que ejecute. No es la primera vez que uso macOS, pero esta laptop representa mi regreso al sistema operativo de la firma californiana después de haber estado por dos años consecutivos con distintas máquinas con Windows 10. Esta es mi experiencia.
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Experiencia con la MacBook Air M1
Para empezar, debo decir que compré la MacBook Air (M1) de entrada, cuyo precio sin promoción para el mercado mexicano —desde donde escribo estas líneas— es de 26,000 pesos. Con este dinero sería posible comprar el nuevo iPhone 13 Pro de 128 GB, por ejemplo; entonces, no se trata de una portátil barata.
A cambio, el usuario recibe una pantalla Retina de 13.3 pulgadas (resolución de 2,560 x 1,600 pixeles), cámara FaceTime HD, Magic Keyboard con teclas retroiluminadas, Touch ID que permite desde desbloquear la MacBook Air hasta hacer compras en la App Store, 8 GB de RAM y 256 GB de almacenamiento.
Si bien parecen discretas estas especificaciones, especialmente cuando existen opciones de otros fabricantes con 16 GB de RAM y 1 TB de espacio, Apple demuestra que sabe combinar su software y hardware de manera magistral, con el propósito de entregar una portátil poderosa.
Respecto a entradas, solo integra un jack de 3.5 mm para audífonos y dos puertos Thunderbolt que son compatibles con carga, DisplayPort, Thunderbolt 3, USB 4 y USB 3.1 de segunda generación. Así, es prácticamente un hecho que se necesitará echar mano de algún hub USB Tipo C para conectar un monitor como segunda pantalla, un disco duro externo e incluso una cámara web adicional.
Una de las tendencias en laptops de reciente generación es que estas cuenten con el menor número de conectores físicos, sobre todo para que consigan diseños modernos y delgados. Y sí, puede que más de una persona esté conforme con conectarse a internet vía inalámbrica, hacer videollamadas con la cámara que integra su máquina y tener todo su contenido en la nube, para lo cual no se requiere de ningún periférico adicional.
No es mi caso. Si bien no requiero del internet por cable gracias a que cuento con un extensor, en mi escritorio no pueden faltar, como mínimo, un monitor externo, teclado y mouse inalámbricos, y disco duro portátil en el que almaceno clips de video. Entonces, el hub USB Tipo C es el medio que me permite el enlace entre estos dispositivos y la MacBook Air.
El que estoy usando ahora es un híbrido; se trata de un soporte para laptops de UGREEN que también incorpora puertos USB-C (1), USB 3.0 (2) y HDMI (1) compatible con 4K, además de un lector de tarjetas.
¿En qué momento utilizo únicamente la portátil, sin ningún accesorio extra? El 90 por ciento de las veces trabajo en una sola habitación, donde está mi escritorio y todos los demás equipos necesarios para mi labor profesional, sin embargo, cuando me tengo que desplazar a otro espacio de la casa o salir por un tiempo considerable, la computadora se despoja de todo para acompañarme, lo cual no se transforma en una experiencia complicada. Tanto el teclado como Trackpad Force Touch de la MacBook Air son cómodos, intuitivos y precisos, lo que permite una navegación fluida y una redacción de artículos más que satisfactoria.
Con una esencia conocida
Es verdad que macOS Big Sur, el sistema operativo de fábrica de la MacBook Air (M1), ofrece varias novedades respecto al “motor” de la última máquina de Apple que utilicé allá por 2018. Sin embargo, se mantiene la esencia que hace saber que se está frente a una portátil diseñada por los de Cupertino.
El Centro de Control en la parte superior derecha cuenta con los atajos suficientes para conectar unos audífonos inalámbricos o duplicar la pantalla en otro equipo compatible de forma rápida. O también para cambiar de red o habilitar de manera anticipada el modo oscuro.
Más allá de los aspectos que “complacen” la vista —que serán todavía más con la llegada de macOS Monterey antes de que termine 2021— y lo silenciosa que es la delgada computadora de Apple, lo que realmente sobresale es el desempeño que muestra en cada una de las plataformas que ejecuta, sin importar sin son de productividad o entretenimiento.
Incluso, en la edición de video tampoco parece sufrir, o no lo hizo cuando edité algunos clips personales mediante la aplicación DaVinci Resolve, que es de libre acceso. Lo menciono porque con otros equipos con Windows 10 y una memoria RAM de 8 GB es complicado o casi imposible llevar a cabo esta tarea.
Eso sí, si se busca un dispositivo más en forma para la edición de video o imagen, lo mejor es voltear hacia la categoría MacBook Pro o una computadora de escritorio de la misma Apple, en las que también está extendiendo cada vez más su procesador M1.
¿Un regreso satisfactorio?
Tenía altas expectativas con la última versión de la MacBook Air hasta la fecha, sobre todo porque se sabe que Apple es una empresa que tiene sus raíces en la fabricación de equipos de cómputo y que entiende el significado de ofrecer una buena experiencia de usuario.
Sí, se puede mencionar más de un punto que podría dar problemas más adelante con esta portátil, como el almacenamiento y la poca cantidad de puertos (de nuevo, la inclusión de un hub es casi inminente). Pero no hay nada que objetarle cuando se habla de su respuesta, la cual parece que se hizo a la medida de las necesidades de quien se sienta frente a su pantalla, sin importar si es un estudiante o profesionista.
Por ello, no hay aquí arrepentimiento: regreso a macOS con un buen sabor de boca, con la sensación de contar con una portátil que se desempeña bien en el presente y que parece que “entenderá” cómo responder de manera óptima en el futuro.